El combate final en contra de los alienigenados comienza el día de la independencia, cuando el jefe del comando destructor del planeta se niega a abrir el cofre que contiene el libro de actas del “independence day”, como era tradición en la Tierra desde tiempos inmemoriales
Luego de la invasión extraterrestre ocurrida en el 99, algunas cosas quedaban todavía en pie: un señor sembrando papas en Llano del Hato, una gente en San Cristóbal fabricando gel de ducha DG nutrición intensa, algunos embotelladores de agua mineral en Ciudad Bolívar, dos pescadores clandestinos en Nueva Esparta, y los mangos, que al no ser tocados por los invasores florecieron irremediablemente.
La oposición a los extraterrestres se recuperó hasta conseguir la mayoría en la Asamblea Terrícola y desarrollan desde la MUD (Mysterious Union Defending) un plan de contraataque de envergadura, usando algunos de los recursos institucionales que aún permanecían —al menos en apariencia— vigentes, como el RR (“revoke referendum”), que comenzó a ser coordinado desde un comando secreto en Marte.
El combate final en contra de los alienigenados comienza el día de la independencia, cuando el jefe del comando destructor del planeta se niega a abrir el cofre que contiene el libro de actas del “independence day”, como era tradición en la Tierra desde tiempos inmemoriales. Gracias a este hecho, el presidente Allupman descubre que los extraterrestres han estado perforando un hueco en el Guri, para crear un arco minero que les permita raspar la olla y abrir nuevas cuentas en el vecino planeta de Andorra, ya que ellos se encuentran profundamente divididos por el reparto del botín, luego del apresamiento en Rea de los sobrinos de la reina.
De repente, una nave nodriza de 5000 kilómetros de largo aparece en el espacio para destruir lo poco que aún se mantenía en pie. Los tripulantes expropian lo poco que quedaba funcionando, y siembran la tierra de sal, para que la agricultura no vuelva a recuperarse más nunca. Allupman los enfrenta apelando al Uti possidetis iuris y amenazando con recitar de memoria en latín la definición de justicia de Ulpiano. Para mantener dominados a los terrícolas, los invasores se inventan un sistema de alimentación llamado CLAP (curious land absurdity performance) con los que logran controlar a los escasos terrícolas que aún apoyan la invasión. Sin embargo, millones de seres humanos cruzan la frontera de la Vía Láctea —ya desprovista de leche como consecuencia de su expropiación— para buscar comida en la vecina galaxia de Androcúcuta.
Mientras tanto, se abre una caja con inteligencia artificial, porque de la natural ya no queda ninguna, y Whitmore Radonski, apoyado por Chúo To Levinson, deciden impulsar un RR, que es la última opción para salvar el planeta de su total destrucción. La esfera que contiene todas las huellas es salvaguardada en un lugar seguro que no podemos revelar, porque sería el final de la película. Ante la previsible derrota final de los invasores, estos usan toda la artillería pesada que les dejó el intergaláctico para implotar el RR. Sin embargo, al final no lo logran, porque la determinación de los terrícolas —amenazados por la inanición interplanetaria que traen los invasores desde los confines de lado oscuro del hueco negro— se impone. Una cuenta regresiva para la destrucción completa del planeta es iniciada desde la nave nodriza… ¿Lograrán al final acabar con todo? ¿Quedan reservas morales para la reconstrucción? ¿Se impondrá al final la inteligencia o transitaremos el camino de la autodestrucción propia de pueblos insensatos? Esta historia continuará… ¿continuará?, ¿así? No lo creo… cuatro, tres, dos...
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