domingo, 27 de noviembre de 2016

Invitan a ser payaso de hospital por un día - El programa social de Doctor Yaso se ha replicado en Panamá, República Dominicana y Miami


Los Teques.- Grabadora, cámara, libreta, bolígrafo y celular fueron sustituidos por nariz roja, bata médica, coloridas medias, un tutú y una mini pandereta de juguete con la cual se anunciaba el ingreso a las habitaciones del Hospital Victorino Santaella (HVS) a donde fui invitada para vivir la experiencia de ser "Yaso Por Un Día".

"Cuando te pongas la nariz dejarás de ser periodista para ser un clown. Es un momento mágico", insistían en decir los integrantes del voluntariado de Doctor Yaso en los Altos Mirandinos, quienes para incentivar el ingreso de más ciudadanos a la labor social han invitado a dos personas a ser payaso de hospital por un día.

Pese a la inducción recibida, nada parece prepararte para la realidad con la que te vas a topar en las habitaciones, a donde se ingresa en duplas para brindarse apoyo mutuo en caso de un "quiebre emocional" mientras una "pasillera" indica desde afuera cuándo se agotan los cinco minutos de visita y hay que continuar el recorrido que arranca cerca de las 9:00 a.m. y culmina antes de que comiencen a servir el almuerzo.

Gel antibacterial va y viene entre las manos de quienes con títeres, teléfonos de juguete, zapatos exagerados y altos niveles de energía comienzan a brincar por los pasillos de pediatría. En la primera habitación está el pequeño Eric. No se sabe qué tiene porque la primera regla es no preguntar por qué está allí o cómo está el paciente, solo hay que valerse del entorno para hacer volar la imaginación.

El inicio es duro. El pequeño se debate entre el dolor que le produce la vía que le está colocando la enfermera y detallar a las dos coloridas intrusas que quieren llamar su atención preguntándole si es cantante. El primer intento es fallido, llora por el dolor que le produce la aguja y ya queda poco tiempo para acabar la visita. Justo cuando parece que no va a dejar ver sus dientes, una estrofa de la popular canción "Los Pollitos dicen" en una mala versión de inglés le dibuja la anhelada mueca en el rostro. La tarea fue lograda.

Con la satisfacción del deber cumplido, se avanza a otras habitaciones. Ya el piso de los niños fue cubierto así que irrumpimos a los de los adultos. Unos conectan más rápido, como la mujer que se autodenomina "la señora Auyama" debido al tiempo que lleva acostada en la cama, quien interactúa y se ríe; a diferencia de otra dama que sintió que había sido interrumpida en medio de una llamada de su hija que le hablaba desde Panamá.

Con ella la tensión se rompió con un masajito -es permitido el contacto físico siempre y cuando el enfermo no presente una condición que lo contraindique- que terminó siendo acompañado de una serenata que la llevó a sumarse a la risoterapia que al menos por unos instantes la desconectó de su hospitalización.

El "tour" culmina en la emergencia pediátrica, donde un trencito con todos los Yasos acompañado del baile del pollo atrae a los más pequeños que no dudan en sumarse a la terapia más barata del mundo: reír.

Culminada la jornada la Doctora Bienvenida -como fui bautizada de manera muy casual en medio del cambio de ropa- el voluntariado se reúne en las afueras del nosocomio local para compartir detalles de la experiencia que se adelanta en la subregión a través de la Fundación Grandes Huellas desde el 2013, cuando Nadia María Moncallo, coordinadora, decidió replicar la labor que se hacía en Caracas y de la cual formaba parte desde el año 2007.

La iniciativa cuenta con 25 sedes a nivel nacional y tres sedes internacionales (Panamá, República Dominicana y Miami). Si quieres vivir la experiencia puedes escribir a losteques@doctoryaso.com o llamar a la coordinadora Nadia María Moncallo por el 0426 - 518.1806 /Twitter: @Tequeyaso // Instagram: @tequeyaso.

JOHANA RODRÍGUEZ

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