El padre de la revolución cubana murió el viernes tras más de medio siglo en el poder. El carismático barbudo se erigió como ícono comunista mundial, para luego decepcionar con su autoritarismo e intolerancia al disenso. Quiso expandir su modelo, aprovechando su ascendencia en la izquierda latinoamericana, pero en Venezuela el presidente Rómulo Betancourt se lo impidió.
Lima.- Fidel Castro (1926-2016) murió justo en la semana en que el grupo guerrillero más antiguo de América Latina, las FARC de Colombia, firmaban la paz con Juan Manuel Santos, un hombre al que un diccionario comunista definiría como el típico oligarca.
Las FARC firmaron porque no pudieron ganar.
Ya no hay guerrilla en América Latina, salvo algún remanente sin opción de tomar el poder.
Envejecido, Fidel no apareció en los diálogos de paz de Colombia. Pero es posible que estuviera tras las bambalinas, pues su hermano Raúl, su sucesor en la presidencia de Cuba, fue gran protagonista y uno de quienes apostó por el final negociado.
Ya en 2008, Fidel les había bajado el dedo a sus admiradores de las FARC: “Nunca debieron haber secuestrados los civiles, ni mantenidos como prisioneros los militares en las condiciones de la selva. Eran hechos objetivamente crueles”, escribió sin ambages.
“Ningún propósito revolucionario lo podía justificar. En su momento, será necesario analizar con profundidad los factores subjetivos”, dijo Castro en referencia a la liberación de la ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt y de otras personas que pasaron años en cautiverio.
Se estrelló con Rómulo
El portal británico BBC en su versión en español narra en un artículo titulado ¿Quiénes fueron sus otros grandes enemigos (además de EE UU)? una de las causas del aislamiento diplomático de Cuba en 1962, cuyo protagonista fue el entonces presidente venezolano Rómulo Betancourt, quien promovió la sanción a la isla en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA). El organismo expulsó a Cuba en su asamblea realizada en Punta del Este, Uruguay, el 21 de enero de 1962.
Frank Mora, de la universidad FIU de Miami, le dijo a BBCMUNDO que “en los años 60 había una consenso que Cuba por su alianza con la Unión Soviética representaba una amenaza a los intereses de muchos países”.
El mandatario venezolano representó, para muchos, la oposición continental a la revolución cubana. Si bien muchos en la izquierda criticaron el aislamiento de Cuba por parte de la OEA, viéndolo como subordinado a los intereses de Estados Unidos, otros lo entendieron como un rechazo a la naturaleza autoritaria del gobierno cubano.
“Rómulo Betancourt era un presidente comprometido con la democracia. Tuvo sus problemas también con la dictadura de Trujillo en República Dominicana (…) Él se sentía comprometido a no distinguir entre una dictadura de izquierda y una de derecha”, indica Mora.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario