"Y no se piense que estamos refugiándonos en una teosófica posición amnistiadora.
Estamos lo más lejos que humanamente puede estarse del ahimsa védico, de las tácticas de «no resistencia», fraternidad y amor hoy puestas en práctica por el Mahatma Ghandi y cómodamente procesadas por muchos tolstoyanos tropicales de a tres lochas.
Creemos, porque somos dialécticos y porque contemplamos el panorama de la historia animado por el espectáculo constante de la lucha de clases, que el odio a la injusticia ha sido el motor de todas las transformaciones profundas del orden social. Mas, no el odio que se malgasta orientándose por caminos oportunistas, sino el que revolucionariamente se canaliza y persigue una finalidad históricamente justificada.
En nuestro caso concreto, la vía por donde debemos encauzar las reservas de odio de nuestras masas, si es que a su servicio estamos, es hacia la insurgencia contra el sistema político-económico-social que secularmente las ha venido explotando y del cual Gómez y sus «chácharos» son apenas, con carácter episódico, los policías armados que lo defienden"
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