domingo, 19 de febrero de 2017

La misión perico - NAKY SOTO PARRA

Mientras tanto, la palabra “narco” se acomoda en el lenguaje y los medios intentan ver cómo encajan algo que no los ponga nuevamente en el foco de las sanciones y las persecuciones. Es la misión perico, que abre sus alas y hace ruido

Cuatro periodistas fueron detenidos arbitrariamente por el Sebin en Maracaibo mientras investigaban una de las muchas obras inconclusas de Odebretch en Venezuela. Varias horas después fueron liberados, sancionando a los extranjeros con su expulsión del país, como si investigar e informar sobre la corrupción fuese un delito, superior incluso a la corrupción misma. Esta expulsión solo aumenta la curiosidad por el capítulo Venezuela de esta importante obra de corrupción erigida entre fracasos. $98 millones en sobornos son una partícula del total que este Gobierno acumula en corrupción.

El Vicepresidente de la República es sancionado por el Departamento del Tesoro por tráfico de drogas, junto a un empresario, Samark López, con una fortuna muy difícil de explicar por vías lícitas. Nicolás se tomó un tiempo importante antes de declarar sobre sus sobrinos, Efraín Campo Flores y Franqui Flores, declarados culpables por tráfico de drogas, pero por Tareck El Aissami salió al día siguiente, prometiendo una campaña para salvar su honor. Ese mismo día allanaron las oficinas de Odebretch en Caracas y emitieron una orden de aprehensión contra su presidente, Euzenando Prazeres, por corrupción impropia.

Nicolás asegura que esta nueva infamia norteamericana lo tiene a él como objetivo final, pero demanda una disculpa pública por el pundonor de El Aissami. La lealtad a la nación es una nimiedad frente a la posibilidad de ganar puntos con un capo, con varios. Porque esta oligarquía del chavismo no responde a productividad sino a transferencia de capitales, porque en sus proclamas detestan al imperio, pero mantienen empresas y capitales allí; porque el finado pudo expropiar millones en activos a empresarios, pero es una abyección que les confisquen propiedades a su gente.

Mientras la región dedica importantes esfuerzos para desentrañar el alcance del método de Odebretch, Nicolás polemiza por una institución norteamericana que sea policía, juez y parte –lo que es el Psuv en todos los ámbitos– y le endosa a la oposición la solicitud a Washington de las medidas contra El Aissami. Es tan absurdo endosarle esa capacidad como calificar de honorable al sancionado. Tanto poder tiene esa oposición, que decidió guardar silencio, esperar una investigación propia que avale la de la sanción, porque sería apresurado levantar su voz de protesta ante la iniquidad de tener por Vicepresidente a un acusado de narcotraficante y dar su voto de censura.

Mientras tanto, la palabra “narco” se acomoda en el lenguaje y los medios intentan ver cómo encajan algo que no los ponga nuevamente en el foco de las sanciones y las persecuciones. Es la misión perico, que abre sus alas y hace ruido.

Es la misión perico, porque polvo es el finado y polvo será la revolución.

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