miércoles, 8 de febrero de 2017

El carnet fascista - FREDDY NÚÑEZ

La crisis sigue avanzando indetenible, aceleradamente. Para salir de ella, hay que cambiar el gobierno. Todas las acciones democráticas de la oposición deben orientarse a obligarlo a cumplir con la Constitución, y un primer paso inmediato y urgente es la presión por la convocatoria de las elecciones de alcaldes y gobernadores

El “carnet de la patria”, es una vergüenza. Constituye otra demostración del empeño del régimen en controlar la vida de los ciudadanos, humillándolos hasta el extremo de negarles la comida sino son sumisos, y no se arrastran ante él. Es una nueva manera de intentar manipular y dividir a una sociedad cuya cotidianidad es cada vez más precaria y lamentable. El documento de identidad nacional, la cédula, pareciera no servir para nada, al lado de esta bazofia inventada para chantajear y pretender comprar la fidelidad del venezolano.

Por cierto, detrás de ese carnet debe haber otro megaguiso, como ocurre con todo en este gobierno. Pero el carnet es también expresión de algo quizá más importante, del rotundo fracaso de esta desgracia que mientan revolución y que se instaló con ese fraude histórico que fue el megalómano irresponsable de Hugo Chávez. Que después de 18 años concentrando todos los poderes, habiendo tenido ingresos por 2 billones de dólares, y con una sociedad asfixiada por las arbitrariedades y violaciones constantes de sus derechos, hayan tenido que apelar a este bodrio, no es un dato menor. Es un monumento al fracaso de una aventura irresponsable adelantada por una cáfila de corruptos que han arruinado la economía y la vida de más del 80% de los ciudadanos. Son intentos por frenar lo que puede tardar pero llegará inexorablemente, su salida del poder.

Nada de lo que hagan podrá evitar eso, podrán maniobrar, amenazar, arreciar la represión, pero van a contrapelo de la dinámica social e histórica que indica que es imposible gobernar teniendo a un pueblo hambriento y padeciendo todo tipo de calamidades. Sobre todo (gran diferencia con Cuba) un país que ha vivido en democracia, y aunque esta haya sido defectuosa, sembró en el ADN ciudadano, la importancia de la libertad y las posibilidades de crecer y construir su propio futuro.

La oposición venezolana encarnada en la MUD, está obligada, y entiendo que en eso anda la dirigencia de los partidos que la integran, a encontrar las fórmulas que le den organicidad y coherencia política práctica, a las acciones de protesta e inconformidad de ese más de 80% de descontentos con el régimen. Para cualquier gobierno decente, una manifestación enorme de ciudadanos en la calle, es un llamado de atención seria, para un régimen forajido cuyo único interés es copular con el poder, carece de importancia.

De allí que sea necesario que la MUD, más allá del diálogo, de actuar ante los organismos internacionales para que asuman su responsabilidad con la democracia, y de las grandes manifestaciones, deba tener como tarea prioritaria, la concatenación de esfuerzos con gremios, sindicatos, universidades, empresas, en fin, con la sociedad civil en general, para darle coherencia y hacer eficientes las manifestaciones del descontento popular.

El análisis de la Constitución Nacional y de las distintas opciones legales que esta le brinda al ciudadano para defender sus derechos, debe formar parte del debate sin complejo alguno. El informe Encovi del 2015 (Encuesta sobre condiciones de vida en Venezuela) realizado por tres serias universidades, la UCV, la UCAB, y la Simón Bolívar, mostró que en el país se encontraban en pobreza, el 73% de los hogares venezolanos. Me informan que el nuevo informe, Encovi 2016, que debe estar por salir a la opinión pública, señala claramente que el 80% de los hogares venezolanos, están hoy en estado de pobreza.

Es una realidad dramática que no puede ocultarse con cadenas plagadas de cursilería patriotera, con fraseología idiota, con ignorancia escandalosa. No. Es evidente que la crisis sigue avanzando indetenible, aceleradamente. Para salir de ella, hay que cambiar el gobierno. Todas las acciones democráticas de la oposición deben orientarse a obligarlo a cumplir con la Constitución, y un primer paso inmediato y urgente es la presión por la convocatoria de las elecciones de alcaldes y gobernadores. Ya enterraron la salida constitucional que significaba el referéndum, no deben seguir provocando una crisis violenta, una mayoría tan aplastante, dispuesta a hacer valer sus derechos, no puede ser sometida a balazos.

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