sábado, 28 de abril de 2018

Venezuela y todo el petróleo que se quedará bajo tierra. - Ing. Guevara de la Vega

“Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del mundo”. ¿Cuántas veces has escuchado o leído esta frase? ¿Demasiadas para contarlas?

Fotografía: Carlos Garcia Rawlins / Reuters

A pesar de ser técnicamente verdadera y asumiendo que se pueda recuperar económicamente 20%* del petróleo originalmente en sitio en la Faja del Orinoco, es también profundamente engañosa por ignorar un hecho evidente sobre la vastedad de petróleo que hay bajo nuestro suelo: la mayor parte del mismo se quedará bajo tierra sin ver la luz del día. Vamos a sacar las cuentas…

Supongamos que en 2018 Venezuela produce 1.6 millones de barriles de petróleo por día. De estos 1.6 millones de barriles, unos 600 mil van para el consumo doméstico o la demanda interna, incluyendo los Caprices y Conquistadores de los años ’80 que “tragan” bastante gasolina. Restan 1 millón de barriles por día para exportación que rendirían un poco menos 22 millardos de dólares anuales, asumiendo un precio de 60 dólares por barril y considerando que el pago de esas exportaciones sea hecho en dólares contantes y sonantes – lo cual sabemos que no es cierto ya que hay pago de deudas con China con petróleo.

Como el petróleo representa más de 95% de las exportaciones venezolanas y no tenemos ahorros, básicamente tendremos 22 millardos de dólares para importar TODO lo que necesitamos para funcionar como país. Si lo comparamos con los 45 millardos anuales que importabamos en promedio desde 2008 hasta el 2013, esto quiere decir que para volver a la “normalidad” en cuanto a importaciones, ¡necesitaríamos aumentar los ingresos en más del 100%! Duplicarlos pues.

De la misma forma, esto representaría aumentar las exportaciones petroleras en 100%, de 1 millón de barriles por día a 2 millones; y la producción total de petróleo en más de 60%, de 1.6 millones de barriles por día a 2.6 millones.

¿Pero será que conseguiremos vender este petróleo a 60 dólares por barril por siempre?

Antes de responder a esta pregunta, viajemos al futuro. Imagínense que estamos en el año 2100. Hace unos 70 años que el mundo alcanzó el pico de demanda de petróleo alrededor del año 2030. Los carros eléctricos dominaron a Detroit y el mundo se mueve en el año 2100 por energía solar, eólica, hídrica, hidrógeno y gas natural. Ya casi no se usa más petróleo ni carbón. Lo poco que sobró de la demanda mundial de petróleo proviene de la industria de petroquímicos, como combustible de reserva y de países pobres que todavía están tratando de alcanzar al resto del mundo en cuanto a matriz energética. Esto provocaría un colapso en los precios del petróleo, sin perspectiva de mejora.

Parece obvio pero la noción de que podremos sustentar los niveles actuales de producción durante los próximos 200 años, como muchos creen, está absolutamente equivocada. El desenlace más probable es que en este mismo siglo prácticamente habremos dejado de producir petróleo y una buena parte de esas reservas (e ingresos) se quedaran bajo tierra para siempre.

¿Qué debemos hacer si nuestra principal fuente de exportación tiene fecha de caducidad?

Rusia y Arabia Saudita saben la respuesta. Pese a que estos dos súper productores lideran el control de la oferta mundial, ellos efectivamente han protegido su cuota de mercado maximizando la producción y desplazando a los productores más costosos fuera del mercado. En pocas palabras, están tratando de producir todo lo que puedan lo más rápido posible y al menor costo posible.

Si queremos evitar dejar millardos de barriles de reservas (y de dólares) sin explotar, deberíamos hacer lo mismo.

¿Cómo sería un aumento masivo de producción en Venezuela? 

Supongamos que la caída de producción de petróleo convencional se detiene y se mantiene aproximadamente en los 600 mil de barriles diarios que se producen en la actualidad a través de la combinación de técnicas de recuperación secundaria, desarrollo de nuevas reservas descubiertas y algo de exploración. Esto deja todo el crecimiento para la Faja, ya que 7 de cada 10 barriles de reservas están ahí. La Faja necesitaría duplicar su producción de 1 millón de barriles por día a 2 millones. Para contextualizar, sería necesario duplicar los cinco proyectos en operación en la Faja que fueron concebidos durante la apertura de los años ’90. La consecución de esto nos permitiría producir 2.6 millones de barriles por día, atender a la demanda interna de 600 mil barriles por día, dejar 2 millones de barriles por día para exportación que, a 60 dólares por barril, permitirían a su vez importaciones de 45 millardos de dólares – en línea con nuestro promedio histórico previo a la escasez endémica en la que vivimos hoy en día. En teoría con eso volveríamos a la “normalidad”, al menos en lo que se refiere a los supermercados.

Mantener un nivel de producción de 2.6 millones de barriles por día durante los próximos 80 años rendiría 76 millardos de barriles. Pero, ya va: Venezuela tiene 300 millardos de barriles en reservas, ¿correcto? O sea que aunque logremos la tarea hercúlea de producir 76 millardos de barriles de aquí hasta el año 2100, habríamos producido sólo el 25% de nuestras reservas y habríamos dejado 224 millardos de barriles bajo tierra. Asumiendo que producimos 3.5 millones de barriles diarios como hacíamos en 1998 no cambiaria mucho la película, sin duda que aumentarían nuestros ingresos pero igual dejaríamos bajo tierra 2/3 partes de las reservas! Escoja su número favorito de producción y verá que igual dejaremos mucho petróleo bajo tierra.

Esta línea de pensamiento cómoda de que tenemos “las mayores reservas del mundo” ha desfigurado nuestra conversación sobre el petróleo en Venezuela. Ha creado una cultura de riqueza imaginaria que se nos subió a la cabeza y que en realidad es todo lo contrario. Somos pobres. Tenemos que caer en cuenta de que el resultado más probable es que la gran mayoría de ese petróleo permanecerá enterrado.

*El factor de recuperación actual en la Faja con producción primaria o en frío es menos de 10%.

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