sábado, 8 de octubre de 2016

Esta república aérea - Laureano Márquez

La filosofía política teoriza sobre cómo deberían ser los fenómenos políticos. No se encarga de estudiar cómo fueron, son y serán. De ello se encarga la ciencia política. Es obvia su vinculación con la ética al preguntarse sobre las formas adecuadas para lograr la forma de vida mejorada, sobre la legitimidad y limitación del poder y sobre los deberes y derechos. Hay una vecindad con la sociología del conocimiento, de manera que algunos hablan de una sociología de la filosofía.

Unos cuantos se han preguntado sobre la libertad y la han calificado en negativa y positiva (Isaiah Berlin), han definido a sus ensayos de metapoética como filosofía política (Felix Oppenheim ) o han llamado a alguna filosofía política como decadente por carecer de ideales (Leo Strauss). Cito al azar, sin pretender hacer un listado que resultaría interminable. Quiero significar que no ha faltado quien se interrogue. 

El debate sobre el tema no es nuevo. Se sitúa en los años 50 (the decline of political theory) y son pensadores anglosajones quienes lo inician. De 1965 a 1975 se habla de la “década del desencanto”. Todo esto es cierto, pero está centrada la discusión en contradicciones metodológicas y conceptuales al interno mismo de la filosofía política hasta el punto de haberse oído de su muerte. Luego se habla de su renacimiento, entre mediados de los setenta y ochenta.

Por lo demás, el tema central sigue siendo la democracia, los principios que la han sostenido hasta ahora y los nuevos de las cuales hay que dotarla, entre los cuales, como hemos visto, asoma como primordial la activae civitatis. Una que suplante esta operationem pessimam por el renacer de lo que, en propiedad, pueda llamarse un cuerpo social.

Fue Simón Bolívar, en 1812, quien acuñó la expresión “república aérea”, preguntándose sobre el colapso en que se encontraba el proceso de independencia. Con todas las variantes del caso, quizás debamos recordar, sólo por ejercicio de síntesis, su referencia a “dialéctica por táctica” o “sofistas por soldados”. El documento es conocido como “Manifiesto de Cartagena”. Había caído la primera república. Ahora, cuando volvemos a ser una república aérea, quizás deberíamos releerlo en procura de otro manifiesto.

teodulolopezm@outlook.com

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