sábado, 20 de agosto de 2016

MAGISTRAL artículo del Vicepresidente de Acción Democrática ANTONIO ECARRI BOLÍVAR, sobre Mérida y su gente: "ANTONIO, ALBERTO Y SIMÓN SIGUEN EN MÉRIDA".



Antonio, Alberto y Simón siguen en Mérida
Antonio Ecarri Bolívar

Uno de los estados que más contribuía al abastecimiento de Venezuela era Mérida, porque su gente laboriosa nos está dando de comer desde tiempos inmemoriales. Fuimos exportadores de café, gracias a los merideños de Santa Cruz de Mora; comíamos plátanos por disposición de los campesinos de El Vigía; igual que apio, papa y todo tipo de hortalizas frescas y, hasta flores engalanaban los hogares criollos y extranjeros con la producción de esos rubros en Bailadores y zonas aledañas. Todo eso se acabó o ha mermado ostensiblemente y, ahora, hasta las arepas de trigo están desapareciendo de la dieta merideña.

Estuve de gira por ese pujante estado cuna de Alberto Carnevali, Antonio Pinto Salinas y Simón Alberto Consalvi, invitado por ese líder incansable que es Ramón Guevara, próximo gobernador de ese estado. Allí lo que sí pude percibir que se mantiene, sin solución de continuidad,  es el espíritu combativo de aquellos portentosos intelectuales que vivieron al servicio de las causas más nobles. Sus ideas de redención social y de un mejor país, quedaron sembradas por un pueblo de manos encallecidas y  almas elevadas por  el amor a Venezuela.


En la oportunidad de éste recorrido a Mérida visité El Vigía, Santa Helena de Arenales, Santa Cruz de Mora (Municipio Antonio Pinto Salinas), La Parroquia Gerónimo Maldonado (la Playa) y el Municipio Tovar. En todas estas poblaciones tuve la satisfacción de estrechar las manos de mis compañeros de AD y de la MUD. Confieso que no observé diferencias, entre ellos, porque el afecto que nace de la lucha común desdibuja cualquier diferencia teorética.

En todo el recorrido sentí el cariño y la gentileza de nuestro pueblo, pero cuando me emocioné realmente fue en dos momentos especiales: en Santa Cruz de Mora – patria chica de Antonio Pinto Salinas – y en  Tovar. En la primera población me conmoví, pues  allí se me acercó el compañero Román Zambrano para hacerme un obsequio invalorable: una biografía de Antonio Pinto Salinas, escrita por el portentoso intelectual merideño Edilberto Moreno y prologado, nada más y menos, que por Luis Beltrán Prieto Figueroa.

Recibir esa joya de la literatura andina de manos de ese compañero tiene un valor agregado: el hoy adulto mayor que es Román Zambrano, Sub Secretario General de AD en aquel estado, fue el mismo muchacho que a los 18 años de edad, en plena dictadura y perseguido por la tenebrosa Seguridad Nacional, tuvo el coraje de pronunciar el discurso en la tumba de Alberto Carnevali, en Mérida, el día de su sepelio. De allí salió a hundirse en las catacumbas de la clandestinidad hasta la caída del tirano.

Ese regalo es el más bello obsequio que puede recibir un militante de Acción Democrática, porque es el envoltorio que enhebra las vidas de cuatro grandes de las luchas democráticas: Pinto Salinas, Prieto, Edilberto y Román Zambrano.


El otro momento que me puso a vacilar, entre la alegría y la emoción contenida, fue cuando me enteré la razón por la cual se realizó el acto de Tovar en una casa de familia y no en algún sitio público.  Ramón Guevara fue quien me transmitió lo que le manifestaron los compañeros del Comité Municipal del Partido: que una gran dama tovareña y educadora de generaciones como doña Obdulia Medina, manifestó que si se iba a realizar un acto de su partido con el autor del libro: Un Mandato Ineludible, referido a la obra de Prieto Figueroa, no aceptaba que se hiciera en sitio diferente a su hogar. Allí en aquella amplia casa, llena de amor por la educación de Venezuela, en el hogar de una “adeca prietista”, celebramos el acto de la MUD y pasé toda mi intervención haciendo esfuerzos por no aparecer emocionado, hasta las lágrimas, por  el hermoso gesto.

Al finalizar el acto pasé un buen rato rememorando encuentros gratísimos que tuve con los tovareños Simón Alberto Consalvi y Domingo Alberto Rangel. Todos los adultos presentes fueron amigos entrañables de ambos, empinados por sobre sus diferencias políticas. Ahora esos valores han sido asumidos por una juventud bien formada por unos líderes andinos dirigidos por Ramón Guevara y Elsa Gámez.





Ah, y como Antonio, Alberto y Simón siguen allí, entre la niebla de los páramos andinos, pues ahora, más que nunca, regresé convencido que sí hay futuro en Mérida y Venezuela.

Recuerden entonces, compañeros gochos, lo que dijera otro de sus paisanos: ¡Llueve y escampa! Por lo que hay saber esperar… pero luchando, como también nos lo recomendaba desde el otro extremo de Venezuela un oriental, como Andrés Eloy Blanco, en la primera estrofa de nuestro himno: ¡Adelante a luchar milicianos…!
       
@EcarriB      

Antonio Ecarri Bolívar

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