martes, 30 de agosto de 2016

El “regreso del año”, Henry Ramos Allup - Alonso Moleiro

Ramos Allup es, en 2016, uno de los pocos políticos activos que vienen egresados de los terremotos sociales de los años 80 y 90. Sus atributos como dirigente escapaban de la apreciación popular gruesa

Trepado entre los dígitos actuales que ofrecen las encuestas, a partir de lo que ha venido ocurriendo en 2016, si alguien en este mundo puede dar fe de que en la política no existen “muertos”, sino hasta que se mueren, ese es el flamígero, agudo y calculador Henry Ramos Allup. 

Ramos Allup es, en 2016, uno de los pocos políticos activos que vienen egresados de los terremotos sociales de los años 80 y 90. Sus atributos como dirigente escapaban de la apreciación popular gruesa: Ramos fue, sobre todo, un temible parlamentario, fumador de cigarrillos en cadena, organizador de reglamentos, esclarecido negociador y conocedor de la dinámica legal. El mismo ha afirmado varias veces que no es un especialista en andar sonriendo. “Yo no soy poeta”.

Sus enemigos se referían a él como un dirigente de conciliábulos, un clásico del sectarismo adeco, incapaz de orquestar una auténtica movida popular o de proponer un mapa político que sobrepasara los intereses inmediatos de su partido, del cual lleva ya un bien tiempo siendo Secretario General

El cauto Ramos de hace 5 años es hoy el afilado orador, que en más de una ocasión más acertado no ha podido estar, y que se ha convertido en un personaje popular. Hoy, con los niveles actuales de exposición, se convierte, de forma casi milagrosa, en una auténtica amenaza, en un rival de cuidado, que hincará el diente cuando toque morder, para los chavistas y para sus compañeros de fórmula en la MUD.

Al decidir asumir personalmente la maltrecha causa de Acción Democrática en el año 2000, luego de su derrumbe, Ramos parece haber decidido cargar, junto a sus arranques de mal humor, con todos los pasivos que le fueron atribuidos a la dirigencia de la tolda blanca. El imaginario popular de entonces proponía que los dirigentes adecos sólo estaban aptos para repasar los prospectos de la Gaceta Hípica, y poco más.

Al respecto, con el estricto interés de hacer justicia, es necesario glosar muy brevemente sus “Reflexiones sobre el liberalismo”. Un voluminoso estudio que hunde sus raíces en la historia de las corrientes del pensamiento, disueltas por igual en el campo de la política y la economía, en el cual Ramos Allup elabora un hondo análisis de la teoría política, las demandas ciudadanas y el poder en la perspectiva universal. Un libro que no deja de ser una rareza en un mundo en el cual pocos políticos en el mundo de verdad escriben.

Estamos pues, objetivamente, ante una de las reconfiguraciones más notorias en materia de popularidad y pertinencia en la política de las últimas décadas en el país. No está claro si que Ramos Allup terminará investido como el abanderado de la Unidad Nacional. Lo que sí es cierto es que primero habrá que derrotarlo. Y antes, durante y después de lo que suceda en ese momento, habrá que estar muy atento a lo que proponga y a lo que se atenga.

TalCualDigital.com

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