AD elaborará una estrategia sin arrogancia, oyendo a los más importantes sectores del país y al pueblo que sufre y lucha.
Hay gente que no conoce a Acción Democrática, a pesar de que esta organización está cerca de cumplir 77 años de lucha en la resistencia, en el gobierno o en la oposición. Es que la incultura política no solo puede exhibirla el ignorante absoluto, el analfabeta, sino una variopinta sociedad donde el “pensamiento de cinco minutos” o los 140 caracteres del twitter creen sustituir a la inteligencia, al razonamiento sosegado, al estudio y a ese “fastidio” que significa leer y escribir, algo más de los 280 caracteres que ahora permite twitter como una concesión graciosa a sus afiliados.
Permítanme hacerles, en apretada síntesis, la caracterización de El Partido del Pueblo para que no sigan perdiendo su tiempo, quienes crean que una política, justa y correcta, diseñada en AD puede ser torcida, cambiada, caricaturizada o eliminada por 140, 280 caracteres o miles de robots que repiten la orden de difamación a dirigentes del partido, que sale de los sótanos inmundos de los servicios de inteligencia del régimen y que algunos tontos útiles lo secundan.
Acción Democrática es el partido político más importante de la alternativa democrática venezolana y eso no es una petulancia, sino un hecho incontrovertible. Esto dicho por un militante como yo, suena presuntuoso, por eso traigo en mi auxilio a una autoridad académica, sin mácula, como lo es el Profesor Germán Carrera Damas. El Maestro Carreras nos reclamaba, hace algún tiempo atrás, nuestra excesiva modestia al no presentar ni siquiera un pre candidato presidencial, cuando se debatía la oposición en unas primarias para escoger su abanderado para enfrentar a Chávez, donde resultó electo Capriles (en esas primarias), y luego perdió frente al ex Presidente. Eso nos ocurrió no por modestia, sino por entender la urgente necesidad de acordarnos con un candidato unitario y, uno nuestro, en aquel momento, complicaba el cotarro político.
Sin embargo, así nos formulaba el reclamo el profesor Carrera Damas: “¿Tiene, algún otro partido o movimiento político venezolano, un capital histórico aunque sea de lejos comparable al acumulado por Acción Democrática a lo largo de una actuación asentada en grandes y prolongados sacrificios, grupales e individuales, y generosa de mártires? Pero, ¿Y las obras? No es posible enunciarlas todas, a partir de la primaria y básica de haber rescatado la Soberanía popular, secuestrada a perpetuidad desde la ruptura de la República de Colombia, dándole con ello a la República su cabal sentido. Como se lo dio a la condición de ciudadano la implantación del sufragio universal, directo y secreto, gracias a la cual la mujer venezolana ingresó a la ciudadanía plena. Sobre estas bases fue erigida, con la eficiente colaboración de los partidos políticos democráticos entonces nacidos, la República liberal democrática, persistente en los millones de venezolanos que la reivindicamos con nuestra defensa de los valores de Democracia y Libertad. (…) Ese es el capital histórico acumulado a partir de la determinación de los cuatro soñadores realistas que fueron capaces de concebir la instauración de una República liberal democrática en una sociedad plantada en un atraso secular”.
Repito en extenso el relato del profesor Carrera, porque la dirección política de AD acaba de producir la decisión, libérrima, de salirse de la MUD, como una clarinada de alerta al resto de los partidos políticos democráticos de Venezuela con la finalidad de abandonar el ostracismo caraqueño, para recorrer al país a ponernos en sintonía con el clamor popular. Y no fue una decisión de 140 caracteres, ni producto de la voluntad individual de alguien, sino una larguísima reflexión (muy larga para mi gusto), tratando que el resto de los partidos políticos democráticos comprendieran la exigencia, que hacíamos, de sacudirnos el polvo de las derrotas sufridas y pasar a la ofensiva social, más que política, pero siempre en sintonía con las luchas diarias que está librando nuestro pueblo, hoy deseoso y urgido de conducción política coherente.
Vamos a elaborar una estrategia sin arrogancia, oyendo a los más importantes sectores del país: a los empresarios, a las Iglesias, a los trabajadores formales y a los informales, a los emprendedores huérfanos de organización gremial; y al pueblo que sufre, que lucha, pero que va a vencer. Porque los que hoy nos desgobiernan han vencido, por ahora, pero parodiando a Unamuno: “no han convencido ni convencerán, porque no puede convencer el odio que no deja lugar a la compasión, ese odio a la inteligencia, que es crítica y diferenciadora, inquisitiva (más no de inquisición)”.
Conozcan a AD y ayúdennos a convencer, para después vencer, entre todos, a este odio entronizado en el poder, pero “no nos van a doblegar por más que nos difamen, pues seguiremos en la lucha política hasta que nos muramos” (Henry Ramos dixit) y… nosotros lo reafirmamos, porque estamos convencidos que… ¡sí hay futuro!
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