Pese a que nuestra constitución vigente establece que el poder reside en el pueblo y se ejerce a través del voto, el CNE se autoconfirió el poder para impedir que los venezolanos tengan un gobierno fundamentado en la voluntad popular. De hecho, tras lo emitido por las rectoras, la Unidad tuvo que declararse en sesión permanente frente a tanta infamia continuada.
Nuestros equipos técnicos nos dan cuenta de un panorama desalentador al comparar las condiciones de la pasada validación de firmas del 1% con las previsiones ofertadas por el CNE para la recolección del 20%.
En la recolección del 1% en Carabobo el promedio qué se obtuvo, en medio de colas impresionantes de personas, fue 205 electores por máquinas en 7 horas, es decir, 29.28 ciudadanos por hora, para una referencia estadística de 2,04 minuto por personas.
El universo electoral de Carabobo asciende a 1.548.000 ciudadanos, por tanto, el 20% requerido es de 309.650 manifestaciones de voluntad. Dividido ese número entre las escasas 427 máquinas que el CNE dispondrá en el estado durante los 3 días exigidos para la recolección, nos indicaría que matemáticamente sólo lograrían manifestar su voluntad de revocar este pernicioso gobierno 242 personas en unas jornadas de 7 horas diarias. Eso se traduce 34.55 persona por hora. Una persona tendría a su disposición solo 1,8 minutos para realizar la manifestación de voluntad.
El tiempo comparado estimado en minutos entre la validación del 1% (2.04 min. por persona) y la recolección del 20% (1,8 min. por persona) nos indica con precisión probabilística que es imposible lograr la meta de firmas en medio de esas condiciones absurdamente sesgadas del órgano electoral. En el mejor de los casos, tendríamos un déficit de más de 40.000 electores dado que lo máximo que pudiéramos lograr es a 270.000 electores de los 309.659 electores que se requieren.
Ahora bien. ¿Qué hacer? Como alternativa de gobierno tenemos una responsabilidad, hablarle claro y raspado a los ciudadanos, proponer mecanismos de lucha, ejercer la denuncia, ponernos al frente del reclamo cívico de más y mejor democracia. Nadie nos regalará la democracia, debemos conquistarla.
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