domingo, 25 de septiembre de 2016

HACHA Y MACHETE - Carlos Raúl Hernández



La política en los países democráticos y decentes se caracteriza por la real o fingida amabilidad entre los adversarios –ser polite- de la que se burlan los entendidos y que raya en el cinismo. Los contendores se esfuerzan en pulir sus ironías y no por casualidad el símbolo parlamentario es Winston Churchill y la daga florentina que tenía por lengua. Cuenta un biógrafo que cuando el Primer Ministro inglés Clement Attlee expropió con furor socialista las industrias del acero, el carbón y los ferrocarriles, en medio del debate en la Cámara de los Comunes, fue al baño y se dispuso a hacer lo suyo en un urinario contiguo al que en ese momento usaba Churchill, quien salió a la carrera mojando el piso. Attlee atónito le preguntó “¿qué te pasa Winston?”- a lo que éste contestó -¡huyo, porque tú no puedes ver nada grande que funcione porque lo nacionalizas!”. Así se insultaban.

Naturalmente aprendices y simples en vez de daga blanden una macheta de carnicero, para burla de extraños y propios. En nuestra democracia de vez en cuando sonaban trompadas estatutarias sobre las que disertaba Gonzalo Barrios, otra lengua de filo kaiken. Los parlamentarios en todas partes debaten con vigor pero luego almuerzan juntos y con un par de etiquetas saldan diferencias y nudos que a la aprobación de proyectos. Castigan sin clemencia los gobiernos pero generalmente en convivencia, entre otras porque saben que a las mayorías no les gusta el frenesí y tampoco el verbal. Rajoy hace poco comentaba de conversaciones cordiales incluso con Iglesias y se extrañaba que Pedro Sánchez fuera tan antipático. En Venezuela adecos y copeyanos aplaudían y celebraban la brillantez del exguerrillero Moisés Moleiro en sus discursos parlamentarios.

La gerencia de los gerentes

Al aparecer la tara revolucionaria todo cambia, el adversario se convierte en enemigo, la política en destrucción y fenece la cordialidad. Obra del galáctico, las nuevas generaciones ni cuenta se dan que reproducen el modo de ser revolucionario. Hay personalidades y grupos en la oposición democrática que oscilan entre el disparate y el ocio declarativo y viven exclusivamente para desbarrancar a otros; a la espera que se le vea la oreja blanca para caerle a dentelladas, como el gusano de la manzana, porque no han podido hasta ahora crear partidos y ni alternativas propios. En este momento de aterrizaje forzoso en la realidad, cuando se da por missing el RR, como lo ha declarado el gobierno hasta la afonía, comienza el mar de sargazos, la apelación al engaño para devastar lo que no han podido siquiera bastear, y ruedan gruesas falsificaciones de la realidad estilo chavista.

Un señor muy adulto que debía ser equilibrado, avanza a tumbos sin dirección de invocaciones al golpe y abstencionismo, a figurarse el 1S un “23 de enero”. Luego deviene revocatorista emocionado, para hoy eludir la verdad o en cualquier caso, afirmar con un estirón de nariz, que se negoció el revocatorio. Hablan de un cambalache por los presos políticos, como si éstos y sus familias fueran niños de pecho. Un mentiroso dice que la MUD tiene 17 años fracasando y con eso oculta que desde 1998 hasta 2006 -la MUD se crea en 2008- quienes dirigieron la disidencia fueron sus ídolos, los “gerentes” que arreglarían el país y cuyo balance en rojo fue arruinar las fuerzas democráticas en las FF.AA, Pdvsa, el TSJ, la AN, a través de acciones irresponsables y aventureras, rematadas por el glorioso retiro de las candidaturas a la AN en 2005. Alguno de ellos sigue haciendo daño horroroso desde fuera, parte de la guerrilla off shore.

Negociar en el Poliedro

Tierra arrasada dejó la gerencia de los gerentes y por fortuna en 2006, los partidos iniciaron la recuperación y la estrategia electoral. De otra manera estaríamos en una nueva Cuba sin esperanza. La responsabilidad histórica de la perpetuación del chavismo la tienen los antipolíticos que pretendieron sin tener con qué dirigir la oposición aquél entonces. De no ser por su infinita torpeza, hoy la revolución sería un recuerdo desagradable. Otra mentira salvaje y galopante es que las conversaciones con el adversario deben ser públicas. Hay que imaginarse qué habría sido del mundo si las de Kennedy y Kruschev durante la Crisis de los Cohetes de 1962, el momento más cercano a la extinción que ha vivido la Humanidad, las hubieran televisado y conocido masivamente el toma y daca de cohetes cubanos por turcos. No estaríamos aquí. Los radicalismos de los generales del Pentágono y los de Fidel Castro querían guerra nuclear.

El más distraído tendría que saber que las negociaciones delicadas son confidenciales y que el método universal y eterno de sabotearlas es hacerlas públicas. De los acuerdos en La Habana entre el gobierno colombiano y las FARC solo se sabía lo que cuidadosamente acordaban los negociadores, y en las dos o tres ocasiones que hubo filtraciones, fue porque alguien quiso reventar algo. Gracias a la victoria electoral de 2015 hoy estamos a las puertas de un cambio y no hay que sembrar falsedades. Pese al gran triunfo de diciembre, hoy las fuerzas democráticas viven una situación grave por su decisión de lanzarse por el revocatorio, casi tan grave como la del gobierno que se niega a fenecer. Pareciera que el objetivo del gobierno es llegar a enero de 2017 para ver a partir de allí qué camino tomar. No hay que perder eso de vista y los próximos pasos opositores deben ser más serenos y menos emocionales.


EL UNIVERSAL / 25 de Septiembre 2016
@CarlosRaulHer

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