El 14 de Diciembre de 1994 debe quedar registrado en nuestra historia como una fecha nefasta para la República. Ese día ocurrió algo paradójico: en nombre de la libertad por la cual luchó Simón Bolívar, nuestro país fue prometido como botín a la satrapía cubana que recibía de Hugo Chávez la promesa de convertir Venezuela al funesto modelo implantado por el dictador Fidel Castro.
Tener como referencia de modelo político la realidad cubana llevó a Chávez a convertir su desempeño en una verdadera vergüenza que los venezolanos tenemos el reto de superar y dejar atrás para siempre.
El elemento más importante para implantar el modelo cubano fue generar un antagonismo político entre los sectores de la sociedad que fueron reducidos con el tiempo a oficialismo y oposición. Esta maligna práctica le sirvió al caudillo para justificar todos los atropellos que se cometen contra venezolanos que adversan su visión de país.
De la división política pasó, según el recetario cubano, a judicializar la política. Todo el que estaba en contra del gobierno era sujeto de ser convertido en un enemigo del Estado y por lo tanto enjuiciado, encarcelado e incluso ajusticiado. La vergonzosa práctica de crear casos se hizo común. Civiles que se conocían por su lucha política y que no tenían siquiera porte de armas eran vulgarmente sembrados con explosivos y armas.
Esta pusilánime acción sigue en práctica hoy en día en contra de padres de familia, universitarios que ni en sus momentos de lucha estudiantil usaron una piedra para contestar los ataques policiales.
De la vergüenza en la que se convirtió el chavismo nos queda entonces un sistema judicial lleno de verdugos más que de jueces y fiscales. Los políticos objetivos del gobierno son culpables desde el mismo momento en que en Miraflores se da la orden de apresarlos. De allí que tengamos presos políticos en procesos judiciales interminables y que algunas veces son condenados con inexistencia absoluta de pruebas. Chávez se construyó un sistema político a su medida. Tal como el de Fidel. El que se oponga al gobierno y represente una amenaza de ganar las elecciones democráticamente, es puesto tras las rejas sin que medie delito alguno.
El país que hoy sufrimos los venezolanos es mucho más corrompido y antidemocrático que el que Chávez descriibía. Venezuela es hoy una vergüenza universal desde el punto de vista de su administración de justicia. Una fiscal general y un defensor del pueblo totalmente postrados, al servicio de un modelo político que no ha traído más que destrucción, miseria y hambre. Muchos de los jueces del TSJ no cumplen con los requisitos constitucionales para el ejercicio del cargo y, como si fuese poco, muchos de ellos fueron miembros del partido de gobierno y se comportan como militantes activos del mismo.
Esta vergüenza que se llamó chavismo introdujo un problema que no se vivía en la Venezuela de finales de los noventa con el barril de petróleo por debajo de los diez dólares. Hambre. Lo cierto es que los herederos del cabecilla tienen a muchos venezolanos pasando hambre e incluso a niños muriendo por inanición. Sobre las reservas de petróleo más grandes del universo conocido miles de madres no tienen qué darle de comer a sus hijos.
No hay manera de que esta vergüenza llamada chavismo eluda su responsabilidad en esta materia. Un teniente coronel deficientemente formado no tuvo la visión necesaria para manejar un país al cual le entraba la mayor riqueza de su historia. Dedicado a una orgía expoliadora, acabó con buena parte de la capacidad de producción de alimentos del país al tiempo que se dedicaba a perseguir a los grandes productores. Estos últimos considerados enemigos, porque en la poquedad mental del caudillo representaban una amenaza para la estabilidad política del régimen ya que tendrían capacidad para financiar movimientos opositores.
La vergüenza llamada chavismo es responsable de que Venezuela se rezagara en materia de salud. De ser el centro médico preferido de habitantes de países del Caribe y latinoamericanos, pasamos a un servicio deplorable que no se encuentra a la altura de satisfacer las necesidades de la población. Circulan por las redes sociales recetas y órdenes médicas escritas por esta estafa de profesionales mal formados por deficientes escuelas cubanas y que son el hazmerreir de quienes conocen un poco la materia.
Venezuela perdió durante esta vergonzosa época buena parte de su fuerza de trabajo en materia de salud. Médicos, bioanalistas, enfermeras y demás profesionales sanitarios han conseguido destinos donde su formación y habilidades son reconocidas y donde además, no tienen que sufrir atentados de bandas criminales que toman los hospitales exigiendo la salvación de algún delincuente malherido a cambio de la propia vida.
La vergüenza llamada chavismo hizo con Venezuela lo mismo que hacen las orcas asesinas con sus presas. Llevo al país a profundidades abismales con el único propósito de someter al pueblo por medio de la miseria y el hambre. Hoy vemos con estupor a los luchadores sociales de ayer pidiendo al pueblo que se conforme con unas bolsitas de comida que ni de lejos satisfacen los requerimientos alimenticios de la población.
Mientras tanto, los otrora rebeldes políticos viven una calidad de vida propia de los burgueses de más alto cuño. Por ahí hay uno que de quemar camiones en la UCV, pasó a volar en aviones de PDVSA con maletas cargadas de dólares para pagar los tratamientos de salud de su esposa, suegra e hijas en Brasil. Para él, esta vergüenza llamada chavismo es un sueño hecho realidad. Nunca pensó que montarse en el barco de un militar golpista le traería tanta riqueza.
Y así como él hay muchos. Quienes debían el apartamento cuando intentaron la comiquita militar del 92 y hoy poseen aviones y casas en el exterior, quienes envían a sus familias a vivir en la lejana Australia y a cuerpo de rey como chavista que se respeta. Siento pena por aquellos que todavía creen en estos farsantes.
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