miércoles, 21 de septiembre de 2016

DISCURSO DE ORDEN preparado y pronunciado por el Ingeniero, Concejal y destacado Dirigente GUIDO J. MERCADO GIL, en los Actos Centrales del 75º Aniversario de ACCIÓN DEMOCRÁTICA - MÉRIDA




Discurso de Orden en el 75 Aniversario de Acción Democrática

Mérida, 17 de septiembre de 2016

Compañeros, simpatizantes, amigos:

Agradezco la confianza que me ha brindado el compañero Dr. Antonio Villavicencio presidente de la Comisión Aniversario, al Comité Ejecutivo Seccional conducido por nuestros compañeros Ramón Guevara, Elsa Gámez Y Roman Humberto Zambrano y especialmente a la juventud del partido, conjunción de una generación que desde hace tiempo dejó de pensar en cómo será el futuro y se planteó como labrarlo.

Una juventud que adquirió fuerza de los jóvenes que vencieron el mito de la apatía de su generación, dejando a un lado intereses. Una juventud que adquirió fuerza de los no tan jóvenes que hicieron frente a la dificultad y los contratiempos, que se organizaron y demostraron que siete décadas después, un partido del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no se ha desvanecido en Venezuela.

Acción Democrática, nuestro heroico y glorioso partido, nace para bien de los venezolanos hace setenta y cinco años, y hoy hacemos reminiscencias de su largo y fecundo transcurrir. Digo heroico y glorioso porque su más esclarecida dirigencia junto a sus militantes y amigos han estado presentes en los momentos aciagos pero también en los de democracia plena de nuestra Venezuela.

Momentos aciagos cuando sus líderes en el amanecer de nuestro partido, por allá en el año 45 y mucho antes enfrentaron feroces dictaduras como las de Gómez y Pérez Jiménez cuya crueldad trunco la vida de muchos de ellos y otros los envió al ostracismo cuyo heroísmo el país conoce y valora.

En tiempos cercanos, igualmente hemos estado enfrentando otra dictadura, la Castro Chavista Madurista, que igual que la otra ha sido violenta y ha llevado a la población y al país a situaciones de pobreza y deterioro, traduciéndose en una crisis humanitaria de grandes dimensiones. Hoy igual que ayer la dirigencia Acción Democratista está a la vanguardia del combate y es figura de primera línea, nuestro Secretario General Henry Ramos Allup, quien con su verbo, su liderazgo y fuerza moral no solo suya sino también de las mujeres y hombres de nuestra organización, ha sido muro de contención como Presidente de la Asamblea Nacional, contra este régimen que cierra al pueblo venezolano, una salida democrática, pacífica y electoral.

La sapiencia, la valentía de nuestro líder; lo comenta la población, ha sido fundamental para contener peores tropelías y seguros estamos ningún otro lo hubiese logrado. Nos ha hecho recordar aquella bandera nuestra “contra el miedo vota blanco” que podríamos accionar “contra el miedo luchemos contra esta dictadura”.

Por una Venezuela libre y de los venezolanos.

Es mi deseo, hablar de la historia de generaciones de venezolanos que sintieron el duro golpe de la persecución y la violencia política, pero que siguieron luchando, esperando y haciendo lo que tenían que hacer, para conseguir un mejor y más justo país.

Hace setenta y cinco años, un grupo de venezolanos con una extraordinaria clarividencia sobre el devenir histórico de nuestro país, fundaron nuestro partido Acción Democrática, el primer partido moderno con que contó Venezuela. Se vivía una época de transición política, entre la dictadura primitiva y cruel de Gómez y los modelos liberales de López Contreras y Medina Angarita. También de manera simultánea el mundo estaba sacudido por la Segunda Guerra Mundial y algunos gobiernos latinoamericanos eran acusados de abrigar simpatías con el fascismo europeo.

Tenemos como primer antecedente la Agrupación Revolucionaria de Izquierda ARDI, nombre concebido por Rómulo Betancourt, bajo la premisa de que en Venezuela no debía fundarse un partido proletario, concretamente comunista, sino una organización policlasista sin patrones trasladados de otras realidades. Constituido este movimiento en Barranquilla, Colombia, sus miembros tenían el compromiso de incorporarse al partido que se creará en Venezuela cuando regresaran. Ese partido fue, en el año 1936, el Movimiento de Organización Venezolana ORVE, el que se constituye como nuestro segundo antecedente histórico. Disuelto ORVE al igual que otras organizaciones de izquierda, se constituye en el Partido Democrático Nacional PDN, para reagrupar a las fuerzas de oposición, ultimo antecedente histórico de AD.

Forjada intelectualmente por Don Rómulo Gallegos y el poeta Andrés Eloy Blanco, y con una figura política por excelencia, predicador, organizador e ideólogo del movimiento como Rómulo Betancourt, con una personalidad batalladora y combativa; que con su honesta actuación política, su fervor democrático, su consecuencia con los principios y su intuición para ver con precisión las realidades, le brindaron ascendencia sobre vastos sectores de la población venezolana.

Las presidencias de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni entre el 58 y el 68, el regreso de AD a la presidencia con Carlos Andrés en el 73 y de nuevo en el 83 con Jaime Lusinchi quien entregaría nuevamente la banda a Pérez en el 88; significaron momentos históricos, donde apegados a la doctrina social demócrata, se impulsaron grandes transformaciones en el Estado venezolano.

En lo político, se restituyo al pueblo el ejercicio de su soberanía incorporándolo a la política activa a través del sufragio, se garantizaron las libertades públicas, los derechos individuales y sociales, además de contar con Instituciones imparciales sometidas a los órganos del Estado.

En lo económico, se crearon empresas del Estado para explotación y trasformación de nuestras riquezas naturales, se intensifico el proceso de industrialización y se incorporó a Venezuela en la economía regional que le permitió ampliar los mercados y de esa manera potenciar el PIB. La nacionalización de los hidrocarburos y el impulso de Juan Pablo Pérez Alfonso en el nacimiento de la OPEP. La creación de la Corporación Venezolana de Guayana y el desarrollo industrial e hidroeléctrico promovido por un visionario como Leopoldo Sucre Figuerela. Se desarrolló la infraestructura nacional representada en la construcción de grandes carreteras y autopistas, edificaciones hospitalarias y educacionales, acueductos, represas y estaciones eléctricas; viviendas para sectores populares edificadas por el estado y para sectores medios con créditos de la banca privada con intereses. En general urbanizó el país.

En lo social, se estableció un amplio y efectivo sistema de seguridad social con gran porcentaje de la población beneficiada y atendida, protección a los obreros y trabajadores y garantías de salud. Hubo ascenso social, las grandes mayorías ingresaron a las Universidades Nacionales. Nuestros egresados universitarios accedieron a los mercados de trabajo públicos y privados. Es tan cierta esta afirmación, que desde hace muchos años ya, las viviendas construidas por el estado en los grandes centros poblados están hoy habitadas por profesionales y técnicos gracias a la inclusión que promovimos.

Grandes transformaciones y reformas han brindado los gobiernos de Acción Democrática al país, que todos conocemos a profundidad y ha significado mejores condiciones de vida para nuestra población.

Como partido de oposición nos ha tocado ejercerla en condiciones difíciles. Algunos han cuestionado nuestras aspiraciones y plantean que nuestra organización no puede atender grandes planes. Sus memorias son cortas. Han olvidado lo que este partido ya ha hecho, lo que hombres y mujeres libres lograron cuando su imaginación se alineo con la valentía y el interés común.

Somos un gran partido.

Nos hemos encontrado con dificultades, etiquetas y falsas divisiones, desde nuestro origen hasta ahora, menudencias por las que nos peleamos y con las que pretendemos anotarnos puntos en tal o cual espacio; pero en el fondo, el acción democratista, el adeco, es generoso, solidario, unido por los problemas comunes y las esperanzas comunes. Debemos tener la voluntad de respetar la diferencia de los demás, no exigirles que sean como uno, aceptando que cada uno es infinito, como decía el Prof. Briceño Guerrero.

Así fue el caso de la generación del 28, la que conquistó el miedo y libero las conciencias de la opresión, e hizo de este país la patria de las oportunidades y la prosperidad; alzando por primera vez la voz contra un régimen opresor y que desde la federación de centros universitarios de la UCV presidida por Raúl Leoni, durante la semana del estudiante, le dijeron al país que había que cambiar. Así fue en el caso de nuestros sindicalistas que no retrocedieron en sus reclamos, en el de las mujeres que conquistaron sus derechos y proclamaron su voz de igualdad y justicia. Así ha sucedido con las todas las generaciones que han superado sus dificultades.

Ahora, nuestros desafíos son nuevos, pero esos valores sobre los que depende nuestro éxito - el trabajo duro y la honestidad, la valentía y el juego limpio, la lealtad y la tolerancia - son cosas viejas. Esas cosas han sido la fuerza silenciosa detrás de nuestro crecimiento como organización; lo que exige, por tanto, el regreso a la práctica de esas virtudes. Lo que se nos pide ahora es una nueva etapa de reconocimiento mutuo, sabiendo que no hay nada más gratificante para el espíritu que entregarlo todo por una tarea difícil.

Nos enfrentamos a la creencia de que es normal que existan tendencias influenciadas por intereses externos y esta es nuestra oportunidad de decir que no vamos a dejar más que se pongan en nuestro camino.

Nos enfrentamos a la idea común de que nuestra habilidad para liderar debe provenir de nuestra edad o longevidad, pero sabemos que el verdadero liderazgo es sinceridad, buen juicio y habilidad para convocar a todos alrededor de un mismo propósito, un propósito superior.

Nos enfrenamos a años de amargo partidismo que plantea que los políticos debemos satanizar a nuestros rivales, en vez de trabajar de la mano por el interés colectivo.

Nos enfrentamos a la idea de que se puede decir y hacer lo que sea para conseguir algún posicionamiento, sabiendo que es por esta razón que la gente no siguió creyendo en sus líderes. Tenemos la oportunidad de darle a los adecos, a los merideños, una razón para creer de nuevo.

También hemos visto que fuerzas ajenas a nuestra organización alimentan los hábitos que nos impiden llegar a ser lo que queremos ser como partido. Esa es la política que utiliza la confrontación como muro y el populismo como masa. La que asume que los chavistas jamás votaran por nosotros. La que nos tilda de colaboracionistas cuando decimos verdades y no complicidades.

Ahora, depende de nosotros ayudar al partido para que abrace esta visión. Porque al final no solo estamos enfrentando los destructivos hábitos de la politiquería, sino también nuestras propias dudas y nuestros propios miedos. El cambio que buscamos siempre ha requerido lucha y sacrificio, una batalla diaria por lo que queremos y lo que estamos dispuestos a dar por conseguirlo.

Hoy, tenemos grandes posibilidades para transformar el estado Mérida con Ramón Guevara como nuestro abanderado a la Gobernación, porque ha trabajado para lograrlo, porque ha luchado por esta organización en los difíciles días del ascenso al poder del chavismo, cuando pocos apostaban al renacimiento de nuestro partido. Ha recorrido el estado de extremo a extremo, conoce la realidad y nos ha hablado del cambio y el futuro de Mérida.

Depende de nosotros.

Permitan que les recuerde esta tarde que el cambio no será fácil. El cambio que aspiramos necesita tiempo, habrá contratiempos, intentonas y posiblemente errores. Pero por más difícil que pueda verse, no podemos perder la esperanza; porque hay gente a lo largo y ancho de este estado que está contando con nosotros, que no pueden esperar más tiempo con la duda de si encontraran alimentos, centros de salud dotados o garantías de seguridad ciudadana.

La opción en este momento no es entre tendencias, partidos, ricos o pobres.  Es sobre el pasado y el futuro. El pasado representado por 17 años de crisis institucional, el derroche, la persecución, el amedrentamiento y la violencia política. Es sobre si nos conformamos con las mismas divisiones y dramas que afectan a la política de hoy en día, o si avanzamos hacia la política del sentido común y la innovación, la política del sacrificio y la prosperidad compartida.

Hay muchos que seguirán diciéndonos que no podemos realizar alguna cosa, que no podemos conseguir lo que queremos o que estamos generando falsas expectativas. Eso lo sabemos, pero cuando suceda, pensemos en el esfuerzo que hace a diario nuestra juventud desplegada en todo el estado para construir su futuro. Esos muchachos saben que el cambio es posible.

Este es nuestro momento.

Estamos presenciando el ocaso de 17 años de oprobio, vemos cerca el desmoronamiento de los ídolos de barro que destruyeron nuestro hermoso país.

¡Compañeros, este es nuestro momento! Ha llegado la hora de ofrecer un nuevo rumbo al estado y el país que nos apasionan.

El viaje va a ser difícil, el camino será largo, pero encararemos ese reto con humildad y dispuestos a trabajar en ello, a luchar por ello y a creer en ello.

Este es el momento, esta es la hora para unirnos como un gran partido que refleje los mejor de nosotros mismos y nuestros más altos ideales.

Entendamos que aun siendo miles, somos uno, que mientras vivamos, tendremos esperanza y que donde nos encontremos con la duda y el miedo, o con aquellos que dicen que no se puede, responderemos con el símbolo eterno que expresa nuestro espíritu combativo en tres sencillas palabras: ¡SI HAY FUTURO!.

Guido Mercado

Orador de Orden


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