27 de Septiembre 2016
Al tiempo de escribir estas líneas la MUD habrá resuelto ir a Referéndum en las condiciones decretadas por el CNE. Y al tiempo de publicarse esta columna, la opinión pública deberá o no plegarse a tal decisión. Aceptar la recolección del 20% de las voluntades revocatorias, regionalizando el evento y sometiéndolo al embudo de horarios, captahuellas y pocas máquinas distribuidas a placer, luce aún cuesta arriba. Pero lo cierto es que en política como en la guerra, no hay peor decisión que conceder espacios, aun cuando la batalla sea desigual.
Cuando uno revisa el Acta Diuturna populi Romani (Crónicas del Pueblo Romano) escrita por el historiador Tácito, vemos como destaca batallas encaradas por emperadores en condiciones muy desventajosas. El escritor con lenguaje acerado, de construcción breve y sintética-ilustra como Roma se extendió hasta en Mar Rojo (114 DC), en cruzadas que dependían más de elementos psicológicos y perceptivos -del perfil sanguinario de sus guerreros- que de un contubernio infalible. En la era Flavia (ocupación de Mesopotamia y del Medio Oriente) emperadores como Galba, Otón y Vitelio, consolidaron la expansión de Roma atravesando tierras hostiles (Celtas), sobre la base de la obediencia de sus legionarios, no en proteger los intereses del Estado, sino de sus dotes y prebendas. Así triunfo Vespasiano en Judea y Siria… hasta que llegaron a tierras germanas, donde según el decir de Tácito “pueblos pequeños, pero enormes por su gloria, aun siendo varias veces derrotados nunca se dejaron someter. Esta es la clave de nuestro propio drama”.
“Hemos sido dominados más por la disuasión y la psicología guerrerista, que por una verdadera milicia revolucionaria”. La llegada de Chávez en medio de reflujos históricos, vino acompañada de una intensa campaña de odios, desquites y violencia, fundamentada en la “factura” de la conquista desplazante, y el complejo del mulato fustigado. Con la imagen de Zamora, Boves y los Castro, nos venden la idea del “buen salvaje revolucionario”. Validan el saqueo, el botín como dote, el despojo y la expropiación como modelo de compensación social. La propia reforma de la Constitución de 1999, fue una oda al poder presidencialista, caudillista, militarista, centralista y clientelar. Todos caímos en la trampa del nacionalismo vengador y la soberanía de la república robinsoniana/bolivariana, de oferta proba y educadora. Con ingentes recursos, la propaganda permitió la conformación de un Estado ausente de instituciones bajo el slogan de revolución democrática-sic- que duerme sobre tanques y fusiles. Al fondo de Palacio, el escudo de oz y la bandera de Cuba. Todo fue posible en medio de copiosos eventos electorales… Y a cuenta de esa ilusión emancipadora, fuimos perdiendo una identidad superior: nuestro arraigo libertario y rebelde, por la que el propio Bolívar dio su vida.
Los germanos en su resistencia comprendieron que el conocimiento de su territorio, sus raíces (que los unían más) y la organización del pueblo, los llevaría a la victoria. En Venezuela fue lo que permitió a Páez con 153 lanceros vencer a más de 1.000 jinetes armados reales, en la batalla del llano apureño, Las Queseras del Medio, o a José Félix Ribas derrotar a Morales en La Victoria, con jóvenes atrincherados en la Plaza Mayor. Dignidad y buen desplazamiento. No hubo quinta columna que pudiese con ellos…
Cuando el CNE estrangula el RR, lo hace desconociendo el derecho y la voluntad impertérrita de cambio. El órgano arbitral ignora deliberadamente que no contendrá la ansiedad del pueblo de salir de esta injusta crisis de hambre, criminalidad y caos, en paz. El CNE por sentirse ataviado de “armaduras informáticas”, cree que someterá la condición ciudadana. Entre logística, tiempos y artilugios jurídicos, subestima a un pueblo dispuesto a “echar el resto”, para recuperar su cotidianidad. No es el derecho a votar. Es el derecho a comer, a vivir y prosperar. Roma cayó por la soberbia de sus emperadores, por la rebeldía de los pueblos y muy importante, por el repliegue organizado de los reprimidos. En 7 centurias, nunca lo habían intentado…
A los críticos oficiosos de la MUD, los invito a integrarse a la lucha integral-decente y armoniosa-que es mayoría. A exigir si, pero pro-activamente. No quedándose en casa saboreando un lechón. Los invito a movilizar no a inmovilizar. A inspirar no a desmotivar. A comprender que el tema no es numérico, ni logístico o constitucional. El asunto es sustancialmente histórico y masivo. Es hacerle comprender al Gobierno que juega con candela (dixit Luis Lugo, chofer de plaza), arrebatando la voluntad más originaria: ser, hacer y tener libre y pacíficamente.
No tenemos otra opción. El RR es una salida legítima para dar el salto a una sociedad innovadora, moderna, reconciliada y feliz. Ir por ella no se mide con encuestas, porcentajes ni guarismos. Si el CNE regionalizó la recolección de firmas, la disidencia debe regionalizar la presión ciudadana organizadamente: mantenerse movilizada y obligar al ente comicial a revertir sus planes de castrar el futuro. No es tema reservado a la MUD. Es un asunto nuestro. No son tiempos imperiales. Sumemos polis. Falta poco.
El Universal
@ovierablanco
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