La frase de la semana corresponde a Nicolás Maduro, el cual afirmó que “El socialismo no está fallando, está fallando el capitalismo salvaje”. Me imagino por aquel decir, “una mentira dicha mil veces parecerá una verdad”. Son tantas las expresadas en esa afirmación, que no podrá pasar debajo de la mesa esa descarada burla al sufrimiento de la gente.
Este primitivo socialismo, prometió hacer dueños a los trabajadores de los medios de producción, a través de las expropiaciones y confiscaciones de la propiedad privada. Pero en realidad solo cambio de patrón privado a patrón público, siendo el peor de todos. Quebraron las empresas, y los trabajadores quedaron desempleados. Luego una terrible hiperinflación que alcanzó 2035% en 2017, producto de malas políticas económicas y corrupción, coloco al país con la cifra inflacionaria más alta del mundo, con la cual el salario de los que trabajan se volvió sal y agua, no alcanzando ni para comer. La propaganda oficial la califica de “inflación inducida”, y por el contrario, es producto de la opacidad con la que los indicadores económicos son manejados. Fíjense, a la fecha desde el 2013, el Banco Central de Venezuela no emite dato oficial sobre la inflación. Eso mismo ocurre con el valor del bolívar, quedando desprotegido, y en las manos del “Negro Mercado”
Hoy, es muy difícil explicar que un país petrolero, con ingentes recursos naturales y espectaculares potencialidades, tiene un salario integral mensual con el cual no se puede comprar un kilo de carne. De hecho, datos de distintas ONGs coinciden en que los venezolanos han perdido 9 kilogramos en promedio el último año.
El Maduronomics es el principal daño a la economía. No hay confianza, que es la palabra clave para cualquier inversión productiva. Un gobierno que desconoce al parlamento, la constitución, cierra medios de comunicación, ilegaliza partidos y manda al exilio a sus detractores, hace unas elecciones violando la constitución, lógicamente, no atrae capitales internacionales, ni nacionales, para producir bienes y servicios en el país. No es una guerra económica, es la torpeza de no entender la economía, toda inherente a una economía global, competitiva y contemporánea. En conclusión es lo salvaje de este socialismo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario