El Gobierno de Guyana y la Exxon Mobil mantienen inundados los medios con la noticia de haber tomado la decisión de arrebatarle a Venezuela 750.000 barriles diarios de petróleo, a partir del año 2025. El anuncio lo hacen con desparpajo. Se sienten convencidos de haber tomado posesión del Esequibo y su frente marítimo, amparados en el írrito laudo arbitral de 1899, montado por Estados Unidos e Inglaterra para satisfacer el insaciable apetito imperial de la corona británica.
Tienen los ánimos del despojo excitados luego que la firma internacional especializada Rystad Energy anunciara que, durante la primera mitad del 2018, Guyana lideró los cinco primeros países en recursos de hidrocarburos totales descubiertos, seguida por Estados Unidos, Chipre, Omán y Noruega.
“Esos recursos tienen el potencial de generarle a Guyana casi 20.000 millones de dólares en ingresos petroleros anuales para el final de la próxima década (es decir, en 10 años). La cifra equivale aproximadamente a los ingresos actuales de Colombia”.
La firma detalla que en Guyana “la avalancha de descubrimientos de petróleo de ExxonMobil continúa en el bloque Stabroek con tres grandes reportados en 2018: Ranger, Pacora y Longtail, que juntos podrían contener casi mil millones de barriles de petróleo o más. A los precios actuales de referencia, solo esos tres pozos suponen una riqueza potencial de $60.000 millones en caso de que las reservas sean certificadas y desarrolladas. Estos descubrimientos siguieron a otros importantes anteriores en el bloque en Liza, Payara, Snoek y Turbot”, explica por su parte Rystad.
La violación de la soberanía venezolana y el consecuente robo del petróleo y gas tiene su origen en el aprovechamiento hecho por los británicos de la debilidad militar de Venezuela a finales del siglo XVIII; el país estaba sumergido en guerras intestinas y caudillescas que le impedían conformarse como Estado Nación.
Cita Earle Herrera, en su tesis de grado mención publicación titulada ¿Por qué se ha reducido el territorio venezolano?, al padre Felix María Vergamin, quien afirma que Venezuela carecía de fuerza para hacer valer sus títulos…más cuando pide a EEUU su intervención, el Gobierno de su majestad cambiará de opinión”.
“En un principio rechazó (Inglaterra) la intervención de Washington por considerar que la Doctrina Monroe (América para los americanos) no era aplicable en este caso. Pero como bien dijo Domingo Alberto Rangel, EEUU vio la oportunidad de dejar claro frente a Inglaterra y el resto de Europa que su dominio en América era indiscutible”.
Así las cosas, tras años de negación a sentarse a conversar, en 1896 los ingleses acceden a someter el litigio fronterizo a un arbitraje. Sin embargo, como es costumbre imperial, en 1897 Londres y Washington acuerdan el 2 de febrero un amañado Tratado Arbitral, con escasísima participación de Venezuela. Tanto así que el Tribunal estaba conformado por dos ingleses, dos estadounidenses y un ruso. Ningún venezolano.
“El Laudo Arbitral de 1899 esta calificado de írrito por casi todos los expertos internacionalistas venezolanos. En el Tribunal, tres grandes potencias discutían acerca del diferendo que una de ellas tenía con país débil y lejano”, dice Herrera. “Mientras eso ocurría, Inglaterra usurpaba nuestro territorio introduciendo en ellos 40.000 colonos que luego serían usados como argumento de soberanía”.
Al referirse al Laudo Arbitral, el padre González Oropeza afirmó que, al leer los documentos y papeles de los negociadores venezolanos, se nota lo ingenuo que eran al creer que iban a derrotar a Inglaterra en un tribunal internacional. Y termina preguntándose: “¿En el juego político del mundo, qué le importaba Venezuela a los jueces ingleses, estadounidenses y ruso?”
Con pesar el cura Vengamin expresó: “Para Venezuela la primera sensación fue de estupor, desencanto, dolor, vergüenza, ira, de todo…Tristemente despertaba desengañada de sus amores con la panacea o jarabe Pagliano (purgante) del arbitraje”.
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