Acción Democrática coincide con la aspiración popular y con el razonamiento del padre Ugalde de unirnos y organizarnos, tanto opositores como chavistas contra la nueva Constitución cubana que pretende imponer el régimen.
El sempiterno menosprecio de algunos sectores, que se asumen como elitistas, con Acción Democrática se debe a que mientras esos grupos o individualidades se oyen a sí mismos en sus redes sociales, clubes, cafés, restaurantes, supermercados y malls que frecuentan. los militantes del Partido del Pueblo están en contacto directo con los sectores que sufren y padecen las peores calamidades y, por ello, a veces no se nos entiende desde aquellas alturas. Eso no nos transforma automáticamente en mejores ciudadanos, obviamente; pero sí nos permite analizar la política con una perspectiva más coherente con esos sentimientos mayoritarios. Por eso no somos abstencionistas absolutos, ni tan poco auspiciamos la participación a todo evento. Todo tiene su “momentu” político orientado por la gente.
Lo que estamos oyendo, en el contacto directo con los sectores populares, con su simpleza aguda e inteligente y su intuición sin par, es que no van a permitir que este gobierno les imponga una Constitución comunista y que si ya derrotaron a Chávez en aquella pretensión suya del 2007, derrotar a Maduro será mucho más fácil. Y tienen razón.
Ahora, afortunadamente, el razonamiento simple y sencillo del pueblo llano ha encontrado aliados en el análisis profundo de personalidades notables como el Padre Luis Ugalde (SJ), rector emérito de la Universidad Católica, cuando afirma sin esguinces: “En esta terrible encrucijada toda Venezuela debe levantarse con un rotundo y sonoro NO, sin grietas ni divisiones entre partidos y líderes, para impedir por todos los medios éticos la imposición de la nueva Constitución, que la tienen escondida para caernos como ladrón de noche, si nos ven distraídos, apáticos y divididos. (…) Esto es de tal gravedad que todos los demócratas defensores de la libertad debemos estar preparados para levantarnos unánimemente e impedir esa monstruosidad”.
El sacerdote jesuita Luis Ugalde es la voz de la Iglesia, de la Academia y de todo un país sensato que jamás podrá ser descalificado con el mote de “colaboracionista”, porque a quienes les calzaría esa definición, en cualquier caso, es a los que pretenden que nos quedemos en nuestras casas, viendo por televisión cómo se le impone a Venezuela una Constitución comunista, a través de la paradoja de una elección democrática.
Habría que preguntarles a los tontos útiles del régimen, mismos que pregonan una abstención eterna y a todo evento, si su estulticia los va a llevar al extremo de favorecer la entronización constitucional de la tiranía, a través de un mecanismo electoral de la democracia para que permitamos que se acabe con ella y se entronice, como en Cuba, una dictadura de pensamiento y partido único. Ya los hemos visto proponiendo el quiebre del régimen, desde hace años, con la lógica inteligible de hacerlo desde nuestras casas y sin pelear. Obviamente, como no tienen a quién convocar, invitan a no pelear. Es el triunfo de la flojera, la que a veces es mayoritaria.
Ojalá la sensatez prevalezca en las lúcidas mentes de nuestros dirigentes y militantes democráticos, ruego a Dios para que coincidamos en esta idea de rechazo militante a esta propuesta de reforma constitucional, porque es imprescindible estimular la lucha contra la tiranía y por la libertad acumulando fuerzas y no paralizándolas.
Abstenerse sería hacerle el juego a esta tiranía, porque así una hipotética abstención sea mayoritaria no deslegitima nada ni a nadie. Esa nueva entelequia jurídica, propuesta por el gobierno, sacará unos tres millones de votos y con las mesas de votación sin la presencia de los testigos opositores, les darán al dedo contra la tecla millones de veces para aparentar un triunfo mayoritario que no han obtenido, pero quedarán legitimados con un régimen del que todo el mundo, hasta Cuba, se quiere deslastrar, pero algunos idiotas del régimen quieren establecer para involucionar y, otros desde la oposición, paradójicamente, quieren cohonestar son su contemplativa actitud.
Desde Acción Democrática coincidimos con la aspiración popular y con el razonamiento asaz inteligente del padre Luis Ugalde y por eso contribuiremos con su recomendación y saldremos: “Millones de opositores y de chavistas originarios, trabajadores, empresarios, estudiantes, vecinos, miembros de universidades, gremios, asociaciones, iglesias… y todo el mundo exterior solidario con la tragedia venezolana y su agonizante democracia, para organizarnos desde ahora y movilizarnos contra la nueva Constitución cubanoide, sin esperar a que nos sorprendan, ni dormir hasta el día del referéndum”.
La Iglesia, como nosotros, tenemos pegado el oído al suelo y escuchamos el unánime razonamiento del pueblo llano. Es lo que le oí, por ejemplo, al compañero Isidro Ramón Acuña – adeco de base que en la década de 1960 derrotó, con balas y votos, a la subversión comunista ejecutada a través de la guerrilla urbana- habitante de la populosa Parroquia Miguel Peña de Valencia, en acto multitudinario realizado por Henry Ramos en esa comunidad humilde pero combativa: “Compañero: tenemos veinte años frenando al comunismo, nos han arruinado con sus torpes y atrasadas recetas y, ahora, para premiarlos ¿vamos a dejar que entronicen ese régimen ruinoso en la mismísima Constitución? ¡NO! Mis vecinos y yo decimos ¡NO! a la Constitución comunista”.
El compañero Acuña de El Palotal y el Padre Ugalde de la Universidad Católica coinciden, porque “Vox Populi Vox Dei”. Por eso decimos, desde AD, que el debate es en las zonas populares, porque allí escuchamos la voz del pueblo que es la voz de Dios.
PS: al concluir este artículo nos enteramos del atroz asesinato de nuestro entrañable compañero de luchas Fernando Albán, un hombre esencialmente bueno -en el concepto machadiano del término- cuya condición de católico integral lo excluye de toda sospecha de haber atentado contra su vida. Exigimos una investigación imparcial para que caiga todo el peso de la ley contra sus verdugos. Vaya nuestra palabra de solidaridad con sus familiares y compañeros del partido político democrático Primero Justicia. Paz a su alma.
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