Producto de la desesperación y procurando resolver la falta de producción de gasolina en el país, Maduro ha llamado a los dueños de cualquier tipo de vehículo “para que acudan a censo mediante el carnet de la patria para lograr un uso racional del combustible” (¿…?).
En cuanto al censo vehicular, es ridículo pensar que lo hagan para dimensionar el parque automotor del país, pues esos datos están registrados uno a uno en el Ministerio del Poder Popular para el Transporte. ¿O es que acaso no es necesario el registro de cada vehículo para poder circular? En verdad lo que está censando es cuántos venezolanos con vehículo tienen carnet de la patria y cuantos lo obtendrán. Nada más. ¿No será que se pretende con el registro de los que tienen carnet de la patria concretar otro aspecto discriminatorio (véase Art. 21 de la CBV) en función de los precios: quien posea carnet paga menos y quien no lo posea paga más?
¿No será que a los transportistas quieren ponerlos de rodillas para que obtengan ese tal carnet que daría un paso más en sustituir a la cédula de identidad? ¿O es que acaso calculan que miles de transportistas mantendrán la dignidad y no se someterán a la aberración gubernamental de tener que sacar el bendito carnet y así pagar más, con lo cual el régimen obtendría una buena tajada para solventar su carencia de dinero y con ello paliar en algo los ingentes problemas que padecen los venezolanos con los servicios públicos?
Una vez más, ahora con lo de la gasolina, se pone en evidencia lo guabinoso del régimen. ¡Obren alguna vez con propiedad, con honestidad, con rectitud! ¡Aumenten racionalmente los precios de la gasolina sin discriminación de ningún tipo! Todos los venezolanos saben que los precios tienen que ajustarse y aceptarían mucho más el aumento si se sabe en que se utilizarán los nuevos ingresos. Los precios de la gasolina condicionados por la posesión o no del carnet, no serán aceptados por los venezolanos. Y menos si se llega a la cúspide de la arbitrariedad con la ocurrencia de dispensar gasolina solo a los que posean carnet, pues la protesta tendría dimensiones gigantescas, empezando porque quien no lo posean al llegar al sitio de dispensador, no movilizarían su carro si no le es satisfecho del servicio.
Aunque los obcecados no lo quieran ver. El problema de la gasolina es una de las tantas consecuencias derivadas del manejo absurdo de la administración pública, incapaz de lograr mecanismos ciertos para el aumento de la producción, pues sistemáticamente ha venido dándose lo contrario. La producción ha disminuido. Y por tener relación, el caso del petróleo es contundente. En los últimos 20 años de un máximo de 3.400.000 barriles diarios estamos rondando en la actualidad el millón. Y ya todos sabemos por experiencia en los hombros de quienes cae la responsabilidad tan mediocre producción.
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