domingo, 22 de octubre de 2017

JEAN MANINAT: HABÍA QUE VOTAR

La oposición democrática venezolana recibió una dolorosa derrota que no tiene vuelta de hoja, ni paliativos qué mostrar. Las expectativas creadas eran altas y la caída ha sido dura. Como era de esperarse, el oficialismo se implicó a fondo para perturbar el proceso electoral, con un arsenal de irregularidades y abusos de poder asombroso, aun para un país en donde ya nada puede asombrar. Nadie puede argumentar que fue tomado por sorpresa, se asumió la contienda sabiendo quién era el contendor. Y no hay que arrepentirse.

Una vez elaborado el duelo en curso, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) tendrá que hacer un examen en profundidad para detectar la falla geológica que recorre su estrategia de cambio. Nos permitimos recomendar que se revise la forma epiléptica de hacer política de los últimos tiempos, saltando de una posición a otra según vaya soplando el viento de las manifestaciones callejeras. 

Lo que a todas luces parece urgente, es encontrar un discurso coherente, un relato convincente para toda la sociedad, y atenerse a él independientemente de que reviente el Twitter y la primera fila callejera apabulle pidiendo más acción. El costo de querer satisfacer a todos ha sido alto y al final todos se van para su casa decepcionados. 

A estas alturas, clamar por la Unidad es un ejercicio bien intencionado pero fatuo, más aún cuando se sabe que el sector que se desprendió de la MUD -en todo su derecho- dirigido por María Corina Machado y Antonio Ledezma tiene proyecto propio (Venezuela soy yo) y ya anunció la puesta en marcha de una campaña para desalojar a los cogollos partidistas y salir del régimen cuanto antes. Uno no puede más que desearles suerte en la segunda parte del empeño. La primera, ya la intentó Caldera y la remató el comandante galáctico.

Quienes han dirigido a la MUD, han logrado triunfos y derrotas, como corresponde a quien ejerce el ingrato oficio de la política. Los alternativos, nos han llevado de fracaso en fracaso buscando una salida express siempre elusiva, como corresponde a quien confunde sus deseos con la realidad.

En materia de lucha política, los contratiempos aguzan los sentidos. Si algo ha demostrado la base opositora, es una alta capacidad para discernir políticamente. Hay que convencer, defender las diferentes posiciones sin amilanarse ante los extremos. No hay nada de qué alarmarse, es la esencia de la democracia.

La decisión de participar en las elecciones regionales fue justa, y políticamente correcta. Quienes hurtaron el bulto al compromiso de ganarlas, hoy se esconden atacando a la MUD. Quienes predicaron la abstención, no tienen nada que celebrar salvo la pérdida de varias gobernaciones. 

Desde este lado de las bases, seguimos creyendo en una salida democrática, constitucional, pacífica y electoral, porque es la única que nos permitirá recuperar la democracia, a pesar de las eventuales falencias de la conducción opositora, de la plaga de la abstención, y de los atropellos del CNE.

Había que votar, y no quedarse en casa.

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