Frente al chantaje de sórdidos intereses que AD ha combatido en sus 76 años, sostenemos la vigencia de la vía electoral, pacífica y democrática, recomendada por nuestros valiosos aliados externos como contraste con la naturaleza totalitaria del régimen madurista.
Todos sabemos que el gobierno montó un fraude continuado, no con una elemental suplantación de identidad sino desestimulando el voto opositor. En primer lugar, ilegalmente pospusieron la elección para autorizarla cuando más les convenía; luego, no permitieron la sustitución de candidatos con alta popularidad, lo cual promueve el voto nulo; a última hora impusieron las groseras migraciones de centros electorales que desorientaron y desanimaron a centenares de miles de electores. Eso entre otras marrullerías.
El investigador social Michael Penfold analiza en un artículo el chantaje con la comida aplicado a los ciudadanos más humildes a través de los CLAP.
Ante éste cúmulo de tropelías y maniobras, ¿cuál fue la respuesta de un obtuso sector opositor? Llamar a la abstención, rompiendo el frente constituido para las elecciones parlamentarias del 2015, cuando la Oposición obtuvo un resonante triunfo con 7.5 millones de votos. Así, en estas elecciones de 2017 se perdieron más de 2.500.000 sufragios opositores, lo cual le permitió al Gobierno dominar con apenas 5 millones y medio de votos.
En los estados donde menos afectó la prédica abstencionista la oposición tuvo cinco resonantes triunfos. El positivo resultado obtenido por Acción Democrática, al ganar 4 de estas 5 gobernaciones, desató una reacción de sus adversarios históricos, esos que tienen décadas anunciando la desaparición del gran partido popular.
Frente a esta corriente negativista la proposición de AD es empinarnos por encima de nuestras diferencias, renunciar a los chantajes, llevar un mensaje de solidaridad social más allá del discurso político, ayudar a gobernar a nuestros cuatro gobernadores para así reconstruir una alternativa de poder capaz de ganar cualquier elección, porque la crisis va a seguir haciendo estragos y el gobierno seguirá cometiendo los mismos errores económicos y sociales.
Algunos han planteado la destrucción de la unidad representada en la MUD. En AD aceptamos ese reto, pues aunque somos decididamente unitarios no podemos entregarnos al chantaje de un radicalismo insulso que para disimular su miseria cierra la vía electoral, pacífica y democrática que nuestros decisivos aliados externos recomiendan como ratificación de nuestra condición democrática en contraste con la naturaleza totalitaria del régimen.
Frente a los cobardes agravios lanzados por laboratorios de guerra sucia financiados por sórdidos intereses que Acción Democrática ha enfrentado y derrotado en sus 76 años de existencia, mantenemos nuestra serenidad apoyados en la sabiduría contenida en la famosa frase de nuestro compañero Carlos Andrés Pérez: ¡Llueve y escampa!
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