especial Enrique Meléndez / 2 jun 2019.- Humberto García Larralde, presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, aseguró este domingo que las cifras publicadas por el Banco Central de Venezuela confirman el desastre económico de los seis años de gobierno de Nicolás Maduro.
“Las cifras revelan una caída de la actividad económica del 36,1% entre 2012 y 2017. De proyectarse para todo el año 2018 el comportamiento observado durante los primeros nueve meses, la contracción habrá sido del 48,1% para el período presidencial completo. Esto significa una contracción promedia en el ingreso de cada venezolano del 51,6%, situándolo en términos absolutos en un nivel ligeramente inferior al de 1950. Es la contracción más pronunciada de un país que no esté en guerra, mayor que la de Grecia en el siglo XXI, y que el de Ucrania o de Cuba en los años 90”.
Según el profesor de la UCV, esta contracción no es imputable a la caída del precio del crudo venezolano: pues en las cifras se observa que la economía empieza a decrecer a finales de 2013 mientras que los precios se mantienen en torno a los 100 dólares hasta el tercer trimestre de 2014; que si bien el desplome de la cotización del crudo coincide con la reducción creciente del PIB en los trimestres subsiguientes, a partir de mediados de 2016 la tendencia en los precios se revierte hasta alcanzar casi los $70 por barril en el tercer trimestre de 2018 mientras que la actividad económica sigue cayendo.
“La afirmación de que las sanciones económicas causaron la contracción económica tampoco es corroborada por los datos. Las restricciones de financiamiento fueron decretadas por el gobierno de Trump el 17 de agosto de 2017 cuando la actividad económica estaba en su cuarto año de caída”.
“Y por si faltaran dudas de que la caída del precio del petróleo no explica la contracción económica de Venezuela consideren el desempeño económico de los países de la OPEP entre 2013 y 2017; países que son altamente dependientes de sus exportaciones de petróleo y, por tanto, muy afectados por los movimientos en el precio internacional de crudo. Esos países, sin embargo, crecieron; algunos significativamente como Irán, aliado del régimen chavista”.
García Larralde recuerda que entre 1950 y 1978 se registró un incremento en la productividad laboral, y en consecuencia del salario real y del consumo privado por habitante; pero que a partir de ese año, 1978, hay una disminución continua de la productividad, interrumpida entre 2003 y 2007; cuando el país rebota del paro cívico, y empieza a disfrutar de crecientes influjos por el aumento en los precios del petróleo.
“Entre los años 2006-2014 el consumo privado se disparó durante esos años de la bonanza de precios. Este incremento no correspondió a ganancias de productividad sino a transferencias financiadas por el mayor ingreso petrolero de esos años. Fue artificialmente inducido. Para 2017, última cifra disponible, el consumo había colapsado a los niveles de 1973. A pesar de no tener cifras definitivas para 2018, los indicadores reseñados dan base para asegurar que siguió descendiendo”.
“Además del incremento en los ingresos petroleros, Chávez cuadruplicó la deuda externa pública entre 2006 y 2012 para mantener su tren de gastos,. Maduro llevó esta deuda todavía más allá para superar los 131 mil millones de dólares en 2018 en un intento por sostener los niveles de gasto corriente mientras se contraía la economía”.
“Asimismo, Maduro sacrificó la inversión bruta fija, que descendió a niveles nunca vistos desde comienzos de los años 60. En términos per cápita, alcanzó el nivel más bajo desde que se publican cifras al respecto. Buscando mantener el consumo presente, hipotecó el consumo futuro. La existencia adicional de litigios entablados por inversionistas internacionales, alegando violación de los términos acordados, y retrasos en pagos de deuda comercial, elevó la deuda pública externa a unos 150 mil millones de dólares – bastante mayor que el valor del PIB. Al caer en default por falta de pagos de deuda en 2018, Maduro pudo evitar una reducción mayor de sus importaciones, lo que hubiera contraído aún más el consumo. No obstante, las importaciones de bienes y servicios por habitante fueron casi cuatro veces menores a las de 2012”.
Según García Larralde, los menores ingresos por exportación de petróleo no sólo se explican por precios más bajos con relación a los años de bonanza (2008-2014), sino también por la caída en productiva de Pdvsa, así como por haberse comprometido parte de estas exportaciones para pagar la deuda con China y sostener ventas subsidiadas de crudo a nuestros “socios” de Petrocaribe, algunas nunca cobradas, y que en 2017 Maduro premió a la Fuerzas Armadas, por su apoyo, designando al frente de Pdvsa a un general sin conocimiento previo de esta actividad; de modo que según fuentes independientes que publica la OPEP, la producción de petróleo se contrajo en casi dos tercios desde entonces.
“Donde sí se observan fuertes discrepancias entre las cifras que manejábamos los economistas y las cifras del BCV es con respecto a la inflación. El BCV registra una menor alza general de precios del que venía informando la Comisión Permanente de Economía y Desarrollo de la Asamblea Nacional y otros analistas”.
Considera García Larralde que las diferencias entre ambas series son sustanciales para 2018. Para la AN la inflación fue de 1 millón 867 mil por ciento, mientras que para el BCV fue de 130 mil 60 por ciento.
“Según estas últimas cifras, el poder adquisitivo del salario mínimo integral ajustado el 1° de mayo de 2019, 40 mil bolívares, habría disminuido en un 60% con respecto a diciembre de 2015. Las cifras proporcionadas por la AN indicarían una caída de casi un 99%. El gobierno de Maduro pulverizó al bolívar como depositario de valor. Nadie se queda con sus bolívares, gastándolos de inmediato antes de que pierdan aún más capacidad de compra. Ello aumenta la velocidad de circulación del dinero, impulsando aún más la inflación. Un refugio preferido es el dólar, cuyo precio se multiplicó en más de 3 millones 500 mil durante su período presidencial”.
“De igual magnitud ha sido el alza general de precios, ateniéndonos a los índices del BCV, entre abril de 2013, cuando toma posesión Maduro, y finales de abril de 2019. El poder adquisitivo de los 40 mil bolívares que constituyen este salario hoy es, según el BCV, 73,1% menor que cuando comenzó su gobierno”.
Impacto en la banca nacional
García Larralde trae a colación el impacto en la banca nacional, “prácticamente impedido de ampliar su cartera de créditos por la imposición de un encaje prohibitivo y por una hiperinflación que disuade mantener depósitos en bolívares”.
“El multiplicador monetario exhibe en los últimos meses niveles históricos mínimos, apenas superando 1,2, asociado con la reducción drástica de las actividades de intermediación financiera, la razón de ser de la banca. Por su parte, el activo total de la banca comercial y universal ascendió a poco más de 6,3 millardos de dólares para marzo, 2019, 88% menor que al comienzo del gobierno de Maduro. El patrimonio, en dólares, se redujo en un 68% en ese lapso”.
Brecha entre ingresos y gastos
Lamenta que, hasta el momento, no se ha dado a conocer información estadística sobre las cuentas públicas, y agrega que la contracción brutal de la actividad económica interna, más la reducción de los ingresos percibidos por el fisco de la actividad petrolera, se ha traducido en una enorme brecha entre ingresos y gastos, estimada en torno al 20% del PIB.
“Ante la imposibilidad de obtener financiamiento externo, Maduro acudió a la emisión monetaria del BCV, combustible como ninguno de la hiperinflación que tanto ha empobrecido a los venezolanos. Durante su gestión de gobierno (abril 2013 al 10 de enero de 2019), el crédito del BCV a las empresas públicas no financieras, subpartida mediante el cual el dinero inorgánico financió al sector público, se multiplicó siete millones de veces”.
“Lo anterior se ha traducido en un empobrecimiento acelerado de los venezolanos, expresado, entre otras cosas, en desnutrición extendida y muertes que se hubieran podido evitar. Adicionalmente, el desvío de fondos y la corrupción ha devastado al sistema eléctrico nacional y perjudicado severamente con ello numerosos servicios públicos, incluyendo suministro de agua y hospitalarios. Es decir, el deterioro en las condiciones de vida del venezolano es aún peor de lo que revelan las cifras examinadas. Si en términos de cifras, el gobierno de Maduro nos retrotrajo en algunos casos 50 años o más, en lo que respecta a nuestra calidad de vida, nos regresó, en muchos aspectos, al siglo XIX”.
Plan País
“Pero tal tragedia no es en absoluto una fatalidad. Desde la Academia Nacional de Ciencias Económicas, coincidiendo con numerosos señalamientos de otros economistas y de analistas políticos prestigiosos, se hicieron reiterados llamados al Ejecutivo durante estos años para que enmendara sus políticas. Con las potencialidades con que cuenta Venezuela, incluyendo un talento humano no despreciable, no hay razón alguna para la miseria actual. Lamentablemente, parte importante de ese talento ha tenido que migrar en busca de las condiciones de vida que el gobierno de Maduro les negó”.
Para García Larralde, la explicación del desprecio del régimen de Maduro por los venezolanos está en que es un Estado mafioso, “como a estas alturas es harto sabido, dedicado a expoliar las riquezas del país; que los integrantes de esa mafia, en la cual destacan oficiales de la cúpula militar, saquearon las arcas públicas, destruyeron a Pdvsa, acabaron con buena parte del sector privado, y se robaron las partidas de inversión y mantenimiento de la infraestructura y de los servicios públicos, y que, a su modo de ver, ello dibuja una situación de inusitada crueldad contra los venezolanos, indirectamente al habernos sustraído los recursos públicos necesarios para asegurar condiciones para una vida digna, y directamente al asesinar centenares de manifestantes ejerciendo su derecho legítimo a la protesta y/o impidiéndoles tratamiento médico adecuado a los enfermos”.
“se aproximan los días en que pongamos fin a la usurpación criminal de Maduro, Padrino, Cabello y sus cómplices fascistas. Hemos aprendido de su total falta de escrúpulos, de principios y de consideraciones éticas o humanitarias, para salirse con las suyas. Por tanto, debemos tomar todas las previsiones necesarias para evitar el saboteo de la mafia desplazada y asegurar que la transición hacia la democracia sea exitosa. Esto significa, entre otras cosas, saber lidiar acertadamente con las expectativas albergadas por tanto venezolano desesperado por resolver de inmediato sus condiciones de vida”.
“Ciertamente, los lineamientos del Plan País, en manos de un gobierno competente, auguran una rápida mejora de la situación nacional, sobre todo si se cuenta con amplio apoyo financiero internacional, generando empleo cada vez mejor remunerado, abastecimiento pleno de bienes y medicamentos, recuperación de los servicios públicos y disminución de la inseguridad. El problema está en que el grado de destrucción bajo Maduro ha sido tal que plantearse alcanzar niveles medianamente aceptables de vida, como estábamos acostumbrados los venezolanos, no ocurrirá de pronto. Habremos de heredar un estado fallido, descompuesto, casi inoperante. Evitar que las dificultades a enfrentar o la velocidad de los cambios sea menor al deseado y se conviertan en pasto de la demagogia de las mafias fascistas para dar al traste con la transición es, por tanto, un imperativo en la conducción política del proceso”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario