sábado, 16 de diciembre de 2017

Balas, cuchillos y amenazas en los hospitales - Isaac González Mendoza




Informar sobre la crisis humanitaria puede ser grave para los trabajadores de los centros de salud de Venezuela. En septiembre de este año un equipo de El Nacional Web intentó entrevistar a los médicos del Ambulatorio de Choroní, afectado por la escasez de medicamentos e insumos y por las fallas en los servicios de agua y electricidad. Pero el miedo se apoderó de ellos. Con el argumento de que podían ser despedidos por dar a conocer la verdad, optaron por no hablar ni permitir que fueran grabadas las condiciones de la infraestructura.

Si yo te dejo grabar eso me van a sacar”, dijo una de las jóvenes.

Las protestas por la situación de la salud también han sido amedrentadas con balas y cuchillos. En agosto de 2016, en medio de un enfrentamiento entre trabajadores del Hospital Universitario de Caracas, fue herido de bala en el abdomen Eladio Mata, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Alcaldía Metropolitana de Caracas.

El conflicto se generó porque un grupo de trabajadores del centro de salud y miembros de la Federación Nacional de Sindicatos Regionales, Sectoriales y Conexos de Trabajadores de la Salud (Fenasirtrasalud), que es pro chavista, impidieron el ingreso al secretario ejecutivo de Fetrasalud, Pablo Zambrano.
Otros obreros salieron a pedir que se permitiera la entrada de los dirigentes.

Un año más tarde, los doctores le realizaron la mastectomía general.

En otra manifestación, entre 20 y 30 sujetos rodearon y propinaron una golpiza al trabajador José Luis Jiménez; le fracturaron tres costillas y la mandíbula. A Pablo Zambrano le dieron un cascazo en la cabeza y le rompieron la cara. En otra protesta por insumos, a Mauro Zambrano, dirigente sindical del Clínico de Caracas, le dieron dos puñaladas en la espalda con un punzón, lo que le generó una herida de ocho pulgadas de profundidad.

Estos grupos violentos han sido constituidos por la misma directiva del centro de salud, pues incluso los incorporan a la nómina, explicó Mauro Zambrano. Buscan a personas que sean delincuentes cercanos del barrio con el fin de producir mayor temor en los trabajadores.

Es normal que los violentos caminen por el centro de salud con armas de fuego. Se ha solicitado la presencia de la Guardia Nacional Bolivariana, pero ni ellos ni la Milicia hacen nada. Los que defienden a los dirigentes sindicales del centro de salud son los mismos trabajadores. Muchos de ellos han salido perjudicados, como el caso de José Luis Jiménez. “Yo fui víctima de eso, me dieron una puñalada en el Hospital Universitario simplemente por denunciar la situación del centro de salud. A Pablo Zambrano, de la Federación (Fetrasalud), lo cayeron a golpes y le rompieron la cara. Hay otro compañero al que le rompieron la nariz. A una compañera le rompieron la cara”, relató Zambrano.

El dirigente sindical considera que la violencia en el Hospital Universitario continúa porque es una política implementada desde la directiva, que está únicamente centralizada en el centro de salud, a diferencia de otros hospitales, que suele ser dominada por la dirección regional de salud. Incluso manejan más recursos que los otros hospitales, así que emplean las agresiones con el fin de evitar que se dé a conocer la corrupción interna, que ha sido denunciada en la Contraloría de la República.

Hemos denunciado en la Contraloría de la República con cifras que tenemos: de recursos que han entrado al hospital y no se sabe dónde están”, afirmó.

Aunque admite que en el resto de los hospitales los amedrentamientos han disminuido, como en el Magallanes de Catia, denunció que a los médicos los amenazan con quitarles el posgrado si hablan públicamente sobre la crisis humanitaria. “Hay casos en los que han sacado a médicos. Se ha tenido que hablar para que los regresen a las residencias. Eso no puede seguir pasando, que a los trabajadores y los médicos nos agredan”.

El gobierno también ha invadido los centros de salud con divulgación política. El dirigente sindical indicó que departamentos como los de recursos humanos están repletos de cárteles de Hugo Chávez. Lo mismo ocurre en las direcciones de los hospitales: cuadros del fallecido presidente y banderas rojas, prácticas que rechazan los trabajadores. “La salud no debe ser politizada”.

Pero a pesar de los amedrentamientos y de la política en la salud pública, el deterioro sigue aumentando. En la actualidad en ningún hospital de Caracas hay un tomógrafo, así que los pacientes deben acudir a una clínica privada. La Constitución de la República señala que la salud debería ser totalmente gratuita, sin embargo los ciudadanos tienen que pagar los medicamentos y los insumos cuando van a ser hospitalizados.

A veces no hay ni guantes ni gasas. Ni siquiera alcohol, que es algo tan básico. Una persona tiene que tener 500.000 bolívares solo para entrar a emergencia. Si te fracturas un pie, tienes que hacerte unos rayos X, que no hay en la mayoría de los hospitales, entonces tienes que ir a la clínica. También pasa que mandan una hematología y tienes que pagarlo en clínica porque en los hospitales no hay”, denunció.

Los trabajadores han optado por hacer recolectas de dinero con el fin de ayudar a los pacientes a comprar los medicamentos. Un antibiótico puede costar hasta 100.000 bolívares y el sueldo mínimo es de apenas 177.507 bolívares.

No existe un hospital que esté en condiciones óptimas para atender a los pacientes. Mauro Zambrano señaló que todos están críticos: salas que han cerrado por ser inhabitables, servicios que están totalmente cancelados, centros de salud que duran largos periodos sin agua, bacterias que se alojan por falta de recursos para la limpieza. “Hay pacientes que entran al quirófano, los agarra una bacteria y mueren. Eso pasa porque el cloro muchas veces lo diluyen en agua”.

Tampoco hay un sistema que garantice el traslado en ambulancias, porque la mayoría están dañadas. La única que está funcionando es la del Vargas y porque ahí cuentan con un sistema con el que se debe llamar para solicitar el servicio. Hay casos en los que un paciente en estado de gravedad debe esperar varias horas para que llegue el vehículo.

El dirigente sindical exigió que, para optimizar la salud venezolana, se unifique el sistema sanitario y que se envíen recursos a los hospitales. “Uno de los problemas que hay en los centros es por malos gerentes, por la corrupción y porque a veces el hospital tiene la voluntad pero no los recursos. Esto pasa porque hay distintos sistemas de salud: todos funcionan distinto”.

Fuga de médicos

Más de 21.980 médicos se han ido del país por el deterioro del sistema de salud. De acuerdo con Douglas León Natera, presidente de la Federación de Médicos Venezolanos, una de las razones de que se vayan es la violencia, pero no por motivos políticos, sino por la inseguridad del país.

La agresión permanente a la que son sometidos en los hospitales, sobre todo dirigidos por personas internas. La violencia que genera la propia dirección del hospital”, dijo.

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