Los principales males del socialismo, aplicado en naciones sin desarrollo, son la hiperinflación, el éxodo del “capital humano” y el hambre
Ya los economistas lo han dejado bastante claro. Con un mínimo cercano al tres mil porciento, con Torino Capital explicándonos que será mayor a cinco mil y con algunos que superara la barrera del siete mil, pero que podría ser la escalada final donde pierda todo el valor (mas de 20.000%) el panorama suena final, al menos para la economía. A partir de esto, les hablaré de la hiperinflación desde el punto de vista político, porque este fenómeno ocurre cuando las políticas son aplicadas a consciencia e intencionalmente usualmente con programas económicos marxistas o anticapitalistas. Por eso es vital entender los “síntomas” de nuestra enfermedad con los siguientes ejemplos, entendiendo que la mayor hiperinflación del mundo ocurrió durante la “transición al socialismo” de Hungría.
Así que algo que tenemos que aprender, es que el 95% de las más altas inflaciones y de las hiperinflaciones, ocurren en países no desarrollados donde se trata de implementar un régimen marxista o su versión moderna socio-populista. Es decir, que los principales males endémicos del socialismo, aplicado en naciones sin desarrollo, son la hiperinflación, el éxodo del “capital humano” y el hambre. Porque con muy escasas y puntuales excepciones la hiperinflación y el hambre se deben a la imposición de un “cóctel mortal” como ocurrió desde el caso Húngaro: La constitución del marxismo, el pánico subsecuente y la parálisis del tejido productivo, una retórica populista reivindicadora extrema, la pirámide invertida –igualación salarial-, el control de precios en ambiente inflacionario, el aumento desmesurado del gasto publico, el “gatillo salarial” –aumentos salariales constantes- y la emisión masiva de dinero inorgánico en una economía contraída. Por eso si esto le parece conocido, es porque sencillamente, lo es.
Así que cuando usted vea diez aumentos de sueldo el próximo año sepa que es una medida marxista llamada “gatillo salarial” y es a propósito aplicada, no para proteger al pueblo –porque causa mas inflación-, sino para destruir la economía capitalista y cuando vea que ese aumento solo es del sueldo mínimo, sepa que se eso se llama “Pirámide Invertida” para arrasar el valor individual del trabajo e igualar a todos. Y el problema real y verdadero es que aun cuando Raúl Castro confiese que estos fueron sus mas grandes errores, el régimen local no tiene la menor idea de sus repercusiones reales.
Así que amigos, lo que viviremos es a propósito. Pero ¿Cuáles serán sus repercusiones?
Las repercusiones en Hungría fueron hartamente conocidas. Convertida en un estado policial marxista con la ayuda de la URSS como el caso de los países con mayores inflaciones en transición socialista o marxista y sus “cocteles de la muerte” en Georgia, Bielorrusia, Bulgaria, Polonia, Corea del Norte y Yugoslavia.
Revisemos otros casos (muy simplificados). En Nicaragua llegado el gobierno la Revolución Sandinista y la imposición de medidas contra la producción y la transición al marxismo de Daniel Ortega, aunado al “cóctel mortal” anterior y el pánico generalizado, ocurrió la mayor hiperinflación de América Latina (cerca de 27.000% antes de perder el valor total). La transición al socialismo también trajo como consecuencia el bloqueo financiero estadounidense y las masivas emisiones de dinero inorgánico del sandinismo que terminaron, por destruir a la institución monetaria.
Es cierto que ocurrió una transición precaria a la democracia, tutelada por Estados Unidos y Latinoamérica (en especial Venezuela), como cierto también que esos gobiernos fueron precarios en gobernabilidad y trajeron de vuelta a Ortega ahora con una política mas moderada y con apertura tibia a los mercados.
Zimbabue, es si se quiere el caso mas conocido y parecido al chavismo cuando Robert Mugabe al alcanzar la presidencia, en un principio abrazó la teoría de convivencia con los británicos, respetó a las minorías blancas y productivas, así como permitió un régimen de partidos. Pero en lo que consiguió afianzar todo su poder a finales de los 90’s, controlar a sus rivales internos y llenar las estructuras de militares que pudieran soportarlo en el poder, se declaró abiertamente marxista y anticapitalista se asoció con China, dio la espalda a Inglaterra y arrasó con los productores destruyendo todo a su paso con el “coctel mortal”. Como en el caso nicaragüense también llegó el bloqueo internacional. El resultado de la transición al socialismo, fue el mismo que en Nicaragua. La hiperinflación duró 7 años, llegó al 26 mil porciento hasta que se perdió todo el valor monetario y 12 kilos de papel moneda de la mas alta denominación, llevadas en carretilla, podían comprar solo un huevo.
El resultado lo hemos visto todos. La hiperinflación y las sanciones obligaron a Mugabe a cohabitar con la oposición por dos años, una vez superado el escollo económico, la oposición fue barrida nuevamente.
Es el mismo caso de República Democrática del Congo cuando Mobutu se declaró finalmente anticapitalista, nacionalizó todas las propiedades, arrasó con la producción privada y aplicó el coctel de la muerte. La hiperinflación duró cinco años hasta que la moneda perdió absolutamente todo su poder y como en el caso de Mugabe, fue forzado a compartir poder con la oposición. Hasta hoy, como en el caso de Zimbabue, lo único que hay de democracia, es el nombre. El resultado fue la imposición de un estado fallido militar marxista.
El fenómeno hiperinflacionario de Bolivia duró apenas tres años, hasta que llegado al 13 mil porciento, perdió todo su valor monetario. Si bien es cierto que el régimen militar había impedido la construcción de unas bases fuertes de producción, llegó el gobierno anticapitalista y populista de Siles Suazo y sus medidas de imposición del socialismo. La destrucción del poco aparato productivo, los severos controles de precios, junto a las masivas emisiones de dinero en un país cuya economía se hacia añicos, llevó a la crisis de la moneda y al final del gobierno socialista, como bien lo explica el profesor de economía boliviano Juan Antonio Morales: “los aumentos de salarios en el sector público imprudentes (gatillo salarial), al manejo de precios administrados (controlados) le faltó realismo (..) por las mismas razones redistributivas, se dejaba que los precios administrados se atrasaran sustancialmente con relación al índice general de precios. Esto producía desabastecimientos y mercados negros. Solamente cuando la situación se volvía insostenible se tomaban las medidas correctivas “desembalsando” los precios. Cada desembalse de precios administrados causaba un salto inflacionario, o más precisamente, el reconocimiento del componente reprimido de la inflación (..) y se destruyó la confianza de la población” [i].
Como dijo Evo Morales a Siles Suazo “lo traicionaron” cuando acortaron su mandato. Pero la realidad fue que Bolivia entró en una inestabilidad política que obligó a volver al dictador, para pasar posteriormente a conmociones sociales severas que condujeron al advenimiento de Evo Morales y su “revolución”.
Para una economía como la chilena acostumbrada a un promedio de 20% de inflación, una media del 300% anual fue una crisis hiperinflacionaria. Todo esto ocurrió cuando llegó Allende al poder y su transición al socialismo. Augusto Pinochet siendo ministro de Allende lo describió así: “el poder de compra había sido ficticio” porque con “la emisión descontrolada de billetes y los productos controlados, el consumo se desbordó (…) pronto apareció la escasez y la miseria (…) el dinero sobraba pero no había nada que comprar (…) así apareció el mercado negro donde los productos de primera necesidad se transaban hasta diez veces su valor” y “el dólar que se cotizaba a 12,21 escudos en 1971 se elevó a 100, llegando a los 3.500”. El “coctel mortal” cuando creo los primeros CLAP con las Juntas de Abastecimiento y Control de precios, terminó por destruir la economía. El resultado en Chile, todos lo conocemos muy bien.
En el puesto 14 de hiperinflaciones tenemos el mismo coctel de la muerte en el Perú, con el primer gobierno aprista y socialista del “antiimperialista y nacionalista” Alan García. Su completo y total antagonismo con las políticas liberales y su pelea con el Fondo Monetario –que terminó por declararlo inelegible- junto a su espantosa política de control de precios, el gasto público “redistributivo” exorbitante, financiado por la emisión masiva de dinero inorgánico y la petición de “estatización de la banca e intervención inmediata de ella”, mientras todas las sedes de los bancos eran tomadas policialmente (el Comercio) causó el pánico y el descrédito a la institución de la moneda, que termino sin valor real. El resultado fue el de una explosión social que condujo a la extraña dictadura de Fujimori.
Por ser Brasil un caso de populismo mixto y el episodio más largo (duró tres gobiernos) vale la pena extendernos un poco. La hiperinflación de Brasil duró más de diez años. La gran inflación comienza como en el caso venezolano por la implementación del coctel de la muerte populista del Presidente Sarney. Control de precios, aumento del gasto público, emisión de dinero en una economía contraída y lo que se llamó el “gatillo salarial” –algo que también vemos en Venezuela- supuestamente para “proteger al pueblo”. Si la inflación aumentaba más del 20% el salario también se aumentaba por decreto. Al principio, como en el resto de los países, la situación pareció mejorar, había mucho dinero en las calles y los precios estaban controlados, esto siempre causa alegría social y dura hasta que desaparecen por completo los medios de producción y el componente inflacionario oculto que dio como resultado el surgimiento del mercado negro. Como en el caso de la “aventura chavista”, Sarney arremetió con la represión, proliferaron las detenciones ilegales y el encarcelamiento e implementó controles con “los fiscales de Sarney”, una especie de consejos de abastecimiento (iguales al CLAP) que terminaron de causar el daño final al poco tejido productivo que quedaba. El resultado fue un 5.000% acumulado de inflación.
Aquí es cuando tras el fracaso de Sarney arrasa en las urnas su contraparte una especie de MUD que derivó en una “coalición de populismo de centroderecha” liderada por Collor de Mello, quien frente al descrédito de la institución de la moneda causada por el coctel de la muerte, aplicó medidas tan infernales como el socialista, porque no se le ocurrió nada mejor que congelar los precios, los salarios y nada menos que aplicar un corral financiero al 80% de los depósitos bancarios haciendo que todos perdieran el 100% de sus ahorros por la inflación. Y aquello explotó en mil pedazos. Con toda lógica, Brasil suspiró aliviada cuando lo sacaron a patadas con un “impeachment” por corrupción. Habían transcurrido diez años de la locura económica y se sumó otro 5 mil por ciento a la inflación.
Es cierto que el presidente Cardoso trajo por un periodo la estabilidad de la moneda, venció la inflación hasta llevarla a un digito, cierto es también es que fue la puerta de entrada al aplastante triunfo de Lula Da Silva con la mayor votación en la historia de Brasil.
Por todo esto hay cuatro escenarios posibles:
1. El régimen ataca la hiperinflación que es controlada por medidas concretas y se mantiene en un ambiente hiperinflacionario es decir que no se llega al quiebre y pérdida total del valor de la moneda como en el caso de Brasil. Lo que en un año electoral es poco probable.
2. El segundo escenario es que la hiperinflación obliga al gobierno a negociar con la oposición y se emprenden medidas conjuntas con tímidas aperturas en una hiperinflación a la baja.
3. El tercero es que la hiperinflación arrasa con todo a su paso incluido el gobierno que es forzado a claudicar y marcharse como los casos nicaragüense, chileno o boliviano. (Para esto se ha venido preparando en materia represiva)
4. Y finalmente un escenario en el que la hiperinflación logra quebrar la espina dorsal de la economía y el gobierno revolucionario crea un estado de fuerza socialista al estilo cubano y completamente bloqueado, para lo que se ha venido preparando militarmente.
[i] La experiencia populista de los años ochenta. J.A Morales. Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Financieras. Universidad Católica Boliviana. Revista Latinoamericana de Desarrollo Económico.
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