Somos españoles, somos indios y, aunque en menor grado, también un poco africanos, por lo que no entiendo el desdén de algunos hacia las creencias religiosas no provenientes de la Conquista. Esas cosas me hacen recordar una carta que León Tolstoi, el exquisito escritor ruso, le enviara a una fanática paisana suya que tenía montada en San Pettersburgo su Santa inquisición particular. Esto le decía el muy cristiano intelectual: “todos los caminos son buenos para llegar a Dios y el fanatismo sectario es su negación”. Les digo de una vez, para que nadie me vaya a mal entender, que soy raigalmente cristiano y mariano lo cual me viene de mis ancestros, pero también de mis experiencias personales materializadas en verdaderos milagros de mi Dios y de mi Virgen María. Esa es mi verdad.
La caída de esta satrapía
Pero hay otra verdad que, por no profesarla, tampoco tenemos derecho de estigmatizar, sencillamente porque son las creencias de nuestros antepasados indígenas, quienes con su fe vivían felices en esta tierra generosa. Ellos tenían -y tienen- su particular forma para curar enfermedades, con raíces y bebedizos, pero también con sus creencias, con sus ritos y con sus bailes alegóricos.
Practicándolos han alcanzado por siglos su salud corporal y su felicidad espiritual. Con esos mismos ritos y bailes alegóricos han llamado al sol o al agua cuando les son necesarios para sus cultivos y les ha funcionado. Pero también los han utilizado para deponer caciques cuando les han descubierto latrocinios y crímenes contra los ciudadanos. Así son las creencias indígenas y -en paralelo- conocemos también las que nos vinieron del África, las cuales, aunque menos endógenas, también están presagiando la caída de esta satrapía.
De Chamanes y otras deidades
Formulo estas reflexiones porque recientemente el gobernador de Amazonas, señor Liborio Guarulla ha invocado a Chamanes y otras deidades para hacer frente a la injusta inhabilitación que el Contralor General de la República, el compadre de doña Cilia, les está aplicando a él y al Gobernador de Miranda, señor Henrique Capriles Radonski; a ambos les hemos ofrecido nuestras oraciones cristianas, unidas a la decisión que tan pronto como rescatemos nuestra democracia, lucharemos todos para que a ambos se les devuelvan sus derechos.
Oyendo a los partisanos sin armas
Ambos son jóvenes y un mundo de oportunidades les espera para que se realicen como hombres y como políticos. Esto último lo digo sin pretender comprometer a nadie, porque a nadie represento. Es lo que oigo en la calle a esa especie de partisanos sin armas que todos los días pateamos calle en busca de nuestra Libertad, nuestra Paz y nuestra Democracia. Sepan además los enchufados que las invocaciones de la gente de Amazonas, son presagiosas de que su fin está cerca. Agreguemos ahora unos indicativos que, no por materiales, son menos presagiosas. Veamos
La señora Fiscal General
A propósito de una invitación que le formulara el rey de la cachucha para que apoyara la Prostituyente, la doctora Luisa Ortega Díaz produjo una carta en la cual, entre otras cosas, asentó esto: “la Constitución de 1999 es inmejorable y cualquier intento para cambiarla es innecesario e impertinente”.
La Santa Sede
Ante la más que evidente súper crisis que agobia a Venezuela y a los venezolanos y en un casi imperceptible cambio en la política vaticana hacia nuestro país, el Canciller de Su Santidad, Cardenal Pietro Parolín, escribe lo siguiente: “la solución para Venezuela radica en una convocatoria urgente a elecciones generales”.
La Conferencia Episcopal Venezolana
En respuesta al muy activo rey de la cachucha, cuando visitó su sede en busca de apoyo para lo mismo, el Presidente de esa Conferencia, Monseñor Diego Padrón dijo lo siguiente “contamos con una Constitución que es de las mejores del mundo, por lo que su reforma es innecesaria”.
Los Estados Unidos de América
Por todos es sabido que ese país del Norte sancionó recientemente a ocho Jueces de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, por violadores de nuestra Constitución, al aprobar las sentencias 155 y 156 que les quitan sus atribuciones a la Asamblea Nacional lo que, en la práctica constituye un golpe de Estado por ser derogatorias de disposiciones expresas de la Carta Magna. Inmediatamente después que se dieron a conocer las sanciones, el presidente de ese país, señor Donald Trump dijo “vendrán más medidas sancionatorias si, en tiempo breve, no se producen en Venezuela cambios importantes a favor de la constitución”. ¿Cómo les parece señores militares venezolanos? Es un presidente extranjero quien asume la defensa de nuestra Carta Fundamental, la misma que ustedes juraron defender hasta con sus vidas.
Patada histórica post mortem
Oído al tambor, señores militares venezolanos si, en la disyuntiva, ustedes prefieren alienarse con Maduro y su ronquera moral e intelectual y dar la espalda a la Constitución que, insisto, juraron defender como algo existencial. Para finalizar, señores militares venezolanos, les digo que lo que Maduro está pretendiendo con su Prostituyente es volver a enterrar al comandante Chávez, matándole lo que le fue más caro, su Constitución de 1999. Esa es la patada histórica post mortem.
Demócratas defienden con sus vidas “el legado”
Entiendan esto, desde el punto de vista sicológico es más placentero para Maduro y también para su mujer ser él mismo y no el alter ego de Chávez. Consulten señores militares con el General Jacinto Pérez Arcay, quien de historia sabe lo que ignoran algunos Ministros, qué es eso de la patada histórica post mortem. Que recuerde como Francisco de Paula Santander al regresar del exilio zapateaba sobre la lápida que cubría los restos del Libertador en Santa Marta, antes de que el General Páez los trasladara a Venezuela. Y, en cuanto al drama hammletiano de Maduro, de “¿seré yo mismo o seré el alter ego de Chávez?”, consulten con un sicólogo. Mientras les recuerdo esto “la forma más eficaz para matar a un hombre, es matarle sus obras” y la obra más importante para el Comandante fue la Constitución de 1999 que hoy todos los demócratas estamos defendiendo en la calles de Venezuela a riesgo de nuestras vidas, como es evidente.
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