lunes, 8 de julio de 2019

¡Auxilio!, por Laureano Márquez

¿Cómo no va a estar nuestra alma destrozada?

YA PERDÍ LA CUENTA DE CUÁNTAS VECES LO HE LEÍDO y todas me afecta de la misma manera: el capitán de corbeta llegó al tribunal “molido” por las torturas, con la mirada perdida, sentado en una silla de ruedas ante la imposibilidad de tenerse en pie, solo era capaz de pronunciar débilmente una palabra, dirigiéndose a su abogado: “¡auxilio!”. Me revuelve el alma el pensar en qué clase de horrores viviría este ser humano en sus últimas horas, en el dolor de su familia,
de su esposa,
de su madre, que no trajo un hijo al mundo para verlo sufrir.
Pienso en María ante la cruz.

El llamado de “¡Auxilio!”, del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo no es solo suyo, es el de toda una nación desesperada que ya no sabe qué hacer. 

Una nación que se equivocó en su elección -ciertamente- por la confluencia de una multitud de razones y de ignorancias acumuladas, que también tienen culpables, pero que no merece ser torturada hasta morir por ello.

Venezuela está siendo asesinada cruelmente y se necesitaría no tener corazón para no denunciarlo a los cuatro vientos, para no gritarlo con desesperación.


La tortura en Venezuela hoy tiene demasiadas formas y modalidades. 

Como en toda situación de maldad generalizada solo trascienden las más relevantes, pero el horror se nos ha vuelto el pan nuestro de cada día: los mayores que viven de su pensión también están siendo torturados,
los niños que padecen en los hospitales públicos,
todo aquel que muere por falta de asistencia médica, por carencia de insumos,
aquel cuyo sueldo no alcanza para dar de comer a sus hijos recibe su dosis de tortura cada vez que se sienta a la mesa,
el que huye caminando por la frontera, cruzando páramos helados o perdiendo la vida ahogado en el mar,
las víctimas de la brutal represión, como terrible y doloroso caso del joven tachirense que acaba de perder la vista a causa de perdigonazos a quemarropa en medio de una protesta por la falta de gas, ¡le dispararon a los ojos!: ¿qué clase de monstruo hay que ser para dispararle a la cara a un niño de 16?

¿Cómo no va a estar nuestra alma destrozada?

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