16 de JUNIO de 2016
El 2 de febrero de 1989, asumió por segunda vez la presidencia de la República de Venezuela, uno de los líderes más carismáticos que ha parido nuestra patria, como lo fue Carlos Andrés Pérez, y ese mismo mes, para ser más específico en la historia, el 27 de febrero de 1989, se produjo el famoso y trágico “Caracazo”. Sin duda alguna, ese estallido fue inducido por los enemigos del gocho, como cariñosamente lo llamaba su pueblo, y de Acción Democrática, quienes andaban en la búsqueda de desestabilizar al sistema democrático y derrumbar al gobierno adeco, que generó desarrollo, obras, grandezas y prosperidad en todos los sentidos, especialmente, generó riqueza alimentaria , producto de la acertada política económica y social, lograda en la Cuarta República, en la que a nosotros nos tocó en seis oportunidades, conducir por mandato popular, las riendas de la verdadera y querida patria, hoy en día, fracturada en todos los aspectos y caída en el hueco más profundo que gobierno alguno haya metido.
En antagonismo a estos gobiernos democráticos y donde se garantizaba, pan tierra y trabajo para un pueblo en su conjunto, sin exclusión alguna, con aciertos y desaciertos; el 2 de febrero de 1999, asumió la presidencia de Venezuela, el señor Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, y a partir de allí comenzó el desastre de Venezuela; pues bien, fue un gobierno que enarboló banderas falsas y consignas desgastadas y en extinción, para engatusar a la gente que en la campaña presidencial de 1998, fue estafada con un supuesto proyecto de gobierno, socialista y revolucionario que decía que iba a acabar con la pobreza (que no era de magnitud elevada y éramos una de las naciones más solventes de América Latina), y lo que hizo esa frijolada de desgobierno, tanto con Chávez y ahora recrudecida con Maduro, fue acabar con el aparato productivo del país y así lograr su objetivo:
Acabar con la comida de todos los venezolanos, y ahora tanto en horas diurnas como nocturnas, los estómagos de los adultos y niños roncan de hambre, y muchos dueños de esos estómagos ya reposan su descanso eterno en los campos santos, porque han muerto de mengua y de hambre.
Hoy vemos con tristeza y desesperación como a diario se producen no menos de diez saqueos al día en todo nuestro país, y aquí no es que los induce la oposición o el imperio, es un pueblo que sale desesperado a las calles en busca de algo de comida para mitigar esos estómagos con ronquidos de hambre y debilidad, y en vista de la indiferencia del presidente Maduro a más de un 70% de venezolanos, se han producido estas situaciones tan lamentables, tal y como ocurrió recientemente en el estado Sucre, donde en distintas poblaciones, el descontento y la hambruna fueron apaciguados con las balas de la represión y de la intolerancia, lo que ha generado el éxtasis de la capacidad de aguante de un pueblo sometido y chantajeado hasta para comer. Estas situaciones en efervescencia y no deseables por ningún factor político serio y con un fundamento social, que son diarios y puntuales que ya no se pueden llamar “caracazos” sino “madurazos”, pueden desencadenar un estallido de proporciones incalculables en el tiempo.
Ahora el pueblo añora a Carlos Andrés Pérez, y pide a Dios que se vaya Maduro y la farsa de la revolución, para eliminar para siempre del diccionario histórico las consignas de patria socialismo o muerte, para recapitalizar nuestras consignas adecas, pan, tierra y trabajo, porque definitivamente ¡Con AD se vive mejor!.
Bernabé Gutiérrez
Secretario Nacional de Organización
Acción Democrática
@adbernabe
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