La grave situación que hoy atravesamos todos los venezolanos, producto de la ineficiencia, la corrupción y el pillaje con que se han manejados los recursos del Estado, cada día se agudiza más; ya hemos llegado a niveles alarmantes de subsistencia, y hoy vemos con dolor, indignación y preocupación que 23 millones de nuestros hermanos, están en situación de pobreza y exclusión, lo que resulta una paradoja frente a una política populista que dice priorizar necesidades de los más desvalidos y silenciados, cuando la realidad es todo lo contrario, y esto se evidencia no sólo en estadísticas, sino en ver el rostro de desolación y los cuerpos desnutridos de la mayoría de compatriotas.
Recientemente Provea presentó su informe anual sobre la situación de los derechos humanos del año 2015, para medir la situación económica, social, política y constitucional del país, y una de las conclusiones más alarmantes para la sociedad en su conjunto, viene a significar, es que la gestión de Nicolás Maduro, está convirtiendo a las familias pobres como las principales víctimas de la represión, desidia e ineficiencia de su gestión, porque precisamente este sector carece de un poder adquisitivo estable y que soporte esta macrodevaluación que a diario saquea el bolsillo blando y escuálido del pueblo venezolano. Ya ni siquiera, se están haciendo dos comidas diarias, muchos hogares humildes y los otrotas clase media, se sortean, cuál comida hacer porque no les alcanza para comer como Dios manda.
Ya es común y cotidiano ver en las calles de cualquier punto de la geografía nacional, a coterráneos hurgando en la basura para ver qué consiguen para mitigar el hambre despiadada que se ha acentuado con la política de exterminio de Nicolás Maduro, que con tal de mantenerse en el poder con la implementación de las herramientas más bastardas, no le ha importado un carajo, el hambre de nuestro pueblo. No obstante, se requieren de mínimo 62 Mil bolívares quincenales para medio comer, y aquí la inmensa mayoría de venezolanos sólo perciben un paupérrimo sueldo mínimo y las limosnas de un bono de alimentación que no alcanza ni para comer tres días. Entonces, frente a esta y cruel realidad, cada día se deteriora más la calidad de vida del ciudadano y por ende, su salud se debilita en niveles alarmantes, debido a la desnutrición y faltas de nutrientes mínimos para funcionar.
Los desvanecimientos y desmayos están a la orden del día, y es que a este pueblo lo han condenado a colas y más colas, y la gente no aguanta esas maratónicas penurias, porque se van a la calle sin un bocado de pan y ni una taza de guarapo, y con la inclemencia del clima, el sudor frío comienza a mojar esos cuerpos con hambre y sed, y se producen estas bajas de potasio y de tensión. No obstante, las salas de los hospitales y centros de salud, se abarrotan de adultos mayores y niños en su mayoría, debido a estos síntomas del hambre, y lo más triste es, que ni suero se consigue para alimentar esas venas débiles e invisibles, y los tienen que mandar a sus casas a la buena de Dios y del destino, porque esta revolución ha dilapidado más de Un Billón Ochocientos Mil Millones de Dólares, y ni siquiera hay un remedio para parar una diarrea o atender un cuadro de desnutrición.
Pues bien, que alguien me diga si no es un crimen de lesa humanidad, que nuestros infantes mueran a diario como mosquitos o plagas por falta de alimentación y medicamentos para garantizar su desarrollo. Que indignante resulta ver a nuestras indígenas alimentar a sus bebés con tetero de mango y mañoco, y aunque es una iniciativa para paliar el desespero, no es lo recomendable para los neonatos.
De acuerdo a los indicadores, Maduro está creando una generación de niños desnutridos y de adultos y jóvenes enfermos y decaídos por la falta de alimentación y de esta profunda crisis en la que nos sumergió, donde encontrar hasta una aspirina ya resulta un sacrificio. Pero toda esta situación, nos tiene que hacer despertar y enfocarnos con unidad absoluta, en la salida de este dictadorzuelo por la vía pacífica y electoral a través del referéndum revocatorio, para evitar que el daño motor, psicológico y neurológico sea mayor en nuestra población.
@adbernabe
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