El colapso que experimenta la Nación en lo social, económico y político es horrendo.
Tristemente Venezuela, en manos de estos revolucionarios dejó de ser una Nación, para devenir en una Tiranía operada por delincuentes. El camino para la remoción de la Dictadura hacia la consolidación de la democracia, está en formación: los apoyos internacionales, las movilizaciones internas y la aplicación de la carta fundamental por parte de las FAN, son los ingredientes para terminar de fracturar esta falsa unión militar-cívica. La nación se encuentra en manos de un “comité”, movido por las peores pasiones, muy tristes e irremediablemente ignorantes: el odio, el resentimiento, la sed de venganza y las ansias de la pandilla por mantenerse en el poder “como sea”, los hacen cometer cualquier exceso. Los valores revolucionarios, soportados en la distribución populista de la renta petrolera, el analfabetismo funcional, el culto al facilismo y a la mediocridad y la siembra de la corrupción del ser y de la conciencia, se convirtieron en la pócima ideal, para producir el colapso absoluto.
Después de estos veinte largos e insoportables años de controles, derroches, desfalcos, y saqueos; adicional a abusos y ignominias tortuosas, injustas y despóticas, lograron el hecho concreto de empobrecernos como nunca antes en la historia, limitados de toda condición humana y reducidos a seres de instintos básicos, como comer, reproducirse y resguardarse. En la actualidad somos sometidos y cada vez más dependiente de un control como medio único para obtener alimento, medicamentos, servicios básicos, en definitiva un modo de sobrevivencia.
Es el sometimiento llevado a los extremos de la crueldad. El país convertido en un campo de concentración, cercado por sus fronteras. En estas condiciones es previsible y justificable la inmensa diáspora que experimenta el país, nadie quiere quedarse para soportar estos escenarios de genocidio selectivo.
El Tirano y su jauría han acumulado todo el poder, para proteger los intereses de una minoría que se aprovecha de las necesidades del pueblo y se muestran insensible ante los graves problemas que afectan a los venezolanos. La incapacidad en la gestión pública es evidente, la destrucción experimentada no tiene comparación, notorios investigadores expresan su asombro por las cifras económicas y sociales, que expone la nación. A pesar de que los países nunca tocan fondo, lo vivido en Venezuela es inconcebible.
Las alucinaciones experimentadas por los integrantes de la jauría de coyotes, convertidos en gabinete económico de la Tiranía rayan en lo ridículo, pretenden establecer sectores productivos potencia, con una estructura de servicios en el piso. No hay disposición y formación para mejorar la capacidad productiva de los sectores, y resolver los problemas de miseria extrema que vivimos los venezolanos.
La pobreza es el resultado de un marco institucional débil que margina a los grupos vulnerables. Debilidades referidas a: derechos de los trabajadores, avances insuficientes en la creación de instituciones del mercado de trabajo sólidas, existencia de entornos inadecuados para el desarrollo de empresas y la presencia de mecanismos de gobernanza ineficaces y corruptos. Para que el crecimiento económico facilite la reducción de la pobreza, debe tener una base amplia y evitar descuidar a los sectores rezagados. Ante la gravedad de los fenómenos presentes en Venezuela, la paralización total de la Nación ya es un hecho concreto.
Los servicios públicos no sirven, la estructura bancaria destruida, la Nación sin gasolina y pasando aceite. Las presiones tanto internas como externas han forzado a la jauría a buscar una aproximación con la oposición liderada en este momento por Guaidó y la AN. Teniendo presente que con ellos en el poder la solución de los problemas es imposible. En este momento la Tiranía esta cercada y en una posición de fragilidad, que la impulsa a una aproximación; sin embargo el acuerdo político debe ser: transparente, creíble y responsable.
Para la oposición es fundamental, precisar las verdaderas intenciones expresadas por el régimen en la supuesta aproximación. El acuerdo político en gestación debe partir de concesiones acordadas entre las partes para darle sustento al diálogo. La única posibilidad de construir una negociación en este momento, es la salida inmediata de esta Tiranía decadente, para detener el profundo deterioro realizado. La negociación debe verse como un proceso: se comienza con puntos divergentes y a través de las concesiones se llega a puntos convergentes; si no existe seguridad, la retirada de la mesa es una opción legítima. Los ciudadanos no podemos soportar más, las condiciones de exterminio impuestas por la Tiranía. La jauría de carroñeros financieros son actores de mala fe, con intenciones ruines, lo cual significa que no tiene la voluntad de llegar a un compromiso, intenta utilizar el diálogo político como estrategia para mejorar su imagen internacional sin asumir ninguna concesión.
De entrada juega al fracaso de la negociación para endosarle la responsabilidad a la oposición. Hasta al momento Guaidó y la AN han leído perfectamente sus intenciones, y la comunidad internacional también, así que no tienen escapatoria, deben comprometerse en un acuerdo sincero y responsable para una salida acordada y lo menos traumática para los venezolanos, sin más dilaciones. El grado de destrucción que muestra la Nación en la última semana, exige un desenlace urgente, antes que se termine de destartalar.
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