jueves, 15 de diciembre de 2016

De loquetera en loquetera - ELIDES J. ROJAS L.

Antes de entrar en materia, veamos qué dice el Diccionario de la Real Academia Española, sobre el término utilizado como título: 1. f. Coloquial. Venezuela. Acceso de locura. 2. f. Coloquial. Venezuela. Acción propia del loco. 3. f. Coloquial. Venezuela. Acto insensato.

Está claro, pues, que hablamos de una serie de actos, exhibiciones, declaraciones o presentaciones públicas de protagonistas del chavismo en los que queda de manifiesto que hay un bojote de tornillos regados por ahí, entre el Árbol de las Tres Raíces, la sopa de pollo de Fidel Castro, el Plan de la Patria y los 15 motores de Maduro. Veamos las que se ubican en los lugares más resaltantes de la tabla.

Primera. La aplicación de los principios más generales del comunismo castrista en Venezuela, primero por el fallecido Hugo Chávez, luego por el heredero Nicolás Maduro y, en segundo plano, por toda la cúpula del chavismo que ha tenido en sus manos las riendas del país desde hace 18 años, ha generado la quiebra general del sector privado, la ruina del propio gobierno, el desbarajuste de Pdvsa, la destrucción de las empresas del Estado, la aniquilación del bolívar, una montaña de deudas que jamás pagarán. Eso es así por encimita. Eso se sabe, no obstante, los herederos de Fidel y Raúl en la tierra, llaman al fenómeno “guerra económica”, un cuento que nadie se come, pero que a ellos les parece una genialidad. Mientras tanto, en las narices de todos los venezolanos la miseria va ganando la guerra. El chavismo no hace nada. Si acaso balbucea el mismo discurso de siempre de cadena en cadena. Nada de rectificar. No lo harán nunca. Loquetera hasta el final.

Segundo. Chávez vive. La verdad es que sin comida, con la inflación acabando con los salarios y el poder adquisitivo, la imposibilidad de reponer bienes dañados, la decadencia de los estándares de vida de todo el mundo, salvo la cúpula harto conocida; eso de que el comandante vive, no tiene la más mínima importancia para la gran mayoría del país. Ese personalismo extremo y tercermundista, típico de los comunismos militarizados del siglo pasado, los lleva al extremo de colocar la firma de Chávez en edificios, los ojitos de Chávez hasta en los huecos que no tapa Jorge Rodríguez en Caracas o la cara de Chávez en el enorme frontón de su mausoleo cerca del Panteón Nacional. Pero la última gestión comunicacional de Ernesto Villegas, se lleva todas las medallas. Pusieron a Chávez, por medio de un holograma, a caminar por las desvencijadas calles del centro de Caracas, en lo que puede ser considerada una loquetera de carácter sobrehumano.

Tercero. Mientras Maduro y Merentes juran que la revolución garantiza de manera absoluta la inversión extranjera y local, aparece el fusil comunista llamado Sundde y provoca la siguiente nota de prensa: El gobierno venezolano decomisó 3,8 millones de juguetes a una de las principales distribuidoras del país -a la que acusa de acaparamiento- para venderlos en sectores populares.

Los niños y niñas de la patria van a tener una Navidad feliz”, dijo William Contreras, jefe de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde), tras el operativo. “Vamos a garantizarles su Niño Jesús (regalo navideño)”, añadió Contreras.

Dos gerentes de la empresa Kreisel, acusada además de fraude y boicot económico, fueron detenidos, mientras que la Sundde pidió que se prohíba la salida del país a los dueños.

Loquetera, sin duda. Loquetera de Grandes Ligas.

Cuarta. Los despiden de Mercosur, pero el chavismo está empeñado en meterse en una casa en la que no los quieren. Es un show diario y genera la burla de todo el continente.

Quinta. El chavismo sabe que perderá cualquier elección que se presente. Por eso no permitirán ni un solo proceso comicial en el país. Esa será la loquetera final. La gran loquetera. Por lo pronto Maduro anuncia que creará una fábrica de trompos y gurrufíos y manda a recoger los billetes de 100, las puyas de estos tiempos.

Más loqueteras, ni más ni menos.

Elídes Rojas / El Universal

No hay comentarios.:

Publicar un comentario